Comiendo mangos
a la sombra del mango. Quién pide más.
Truenos y truenos.
Argumenta la Tierra, contesta el cielo.
No sabe el musgo
su color de esmeralda en la humedad.
Largo verano,
mi corazón también es una fruta.
En el bosque seco
un flamboyán florido, rojo, rojo.
A mediodía
esperando el ciclón con un sancocho.
Un resplandor
verde que vuela y grita: una cotorra.
Playa Salinas:
el desierto y el mar hablan de arenas.
Tú, caminante,
el canto de cada ave es un mensaje.
Del flamboyán
con el mismo cariño: vainas y flores.
Octavo piso.
Por la ventana abierta sólo horizonte. |