Amanecer.
Vuelve a ser amarilla la margarita.
Noche de invierno.
No haría tanto frío si me abrazaras.
Sobre la roca,
haciéndole cosquillas, corren hormigas.
En el jardín
una cuna vacía llena de hojas.
El barro seco
cubre a la bicicleta abandonada.
El olmo viejo,
sin nadie que lo mire, se sabe solo.
Pequeña hormiga;
¡Si tan sólo pudieras hablar conmigo!
La mariposa
sale de su crisálida, pero estás muerta.
Cuando era niño
qué inmenso parecía este jardín.
Serenidad,
allí donde mi sombra desaparece.
Tengo pesares.
Vienen las amapolas y se los llevan.
Última hoja.
Tiene miedo a volar; se queda sola.
Si alguna mosca
me hiciera compañía... Un viento frío.
Noche de lluvia.
Nadie está al descubierto; sólo la luna. |