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Israel López Balan
"Francamente me siento incapaz de escribir un haiku que no haya vivido. Necesito la experiencia directa de las cosas, pues, aunque no siempre le soy fiel a su estructura formal, siempre trato de serle fiel a su espíritu. El mismo espíritu que flota en la comida y se ve en las moscas."




perseguido por ese olor
miro las suelas
de mis zapatos




festejan el gol
la pelota se detiene
en los arbustos




montes lejanos
algunas huellas siguen
el mismo camino




de noche
abro la ventana
el otoño viene




fin de año
la pirotecnia que suena
es de otro templo




un desconocido
el abuelo no lo encuentra
del todo extraño




lavando mi ropa
alguien me mira
luna creciente




a media calle
las porterías
son cuatro piedras




fresca mañana
un perro callejero
también estornuda




hojas caídas
algunas estrellas brillan
después del viento




en cada sorbo
a la botella
luz de luna sobre mi cara




leyendo a Shiki
el sonido de coches
distantes




las nubes pasan
la luna sigue quieta
en la ventana




calor de estío
una mosca aterriza
sobre mi sombra




pasajeros van
pasajeros vienen
tarde de primavera




desempleado
pero escribiendo haiku
sobre la lluvia




me corté el cabello
qué distinto el viento
en mi cabeza




paso de cebra
junto a mi cruza
una bolsa de plástico




parque desierto
la estatua en la lluvia
es de Basho




amanecer
una hoja seca cae
junto a la escoba




nada que decir
sólo dos tazas vacías
sobre la mesa




la mosca quieta
es parte de la ofrenda
noche de muertos




la lluvia bajó
y en cada escalón
dejó sus huellas




reverdece...
incluso en las grietas
del pavimento




el apagón
no dejó luz alguna
salvo la luna




al llegar a la cima
la cima del monte
es una piedra




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