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Colombiano nacido en Cartago,
Fernando López Rodríguez nos presenta una compilación de haikus, tanto publicados como inéditos, a petición expresa de
El Rincón del Haiku.
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Con el presente poemario, el poeta se erige no sólo en vecino real de viento, chicharras y multitud de elementos naturales unidos unívocamente al Valle del Cauca, sino también, en lo que supone una experiencia novedosa desprovista de prejuicios estéticos o culturales, en el auténtico maestro del metro libre en el haiku hispanoamericano. Una voz de
haijin que se recibe auténtica y misteriosa, profundamente expresiva, de verbo fácil y conmovedor.
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Soy educador; el salón de clase donde trabajo está rodeado de árboles, y entre esos árboles habitan viento y chicharras. Esta santísima trinidad me sirve para escribir haiku. Con cierta frecuencia les recuerdo a mis estudiantes que soy "vecino del viento y las chicharras".
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El poemario que aquí presento está dividido en cuatro capítulos: (I) Guayacán, (II) Gualanday, (III) Guásimo y (IV) Chamburo. Estas palabras, ajenas para quien habita la otra orilla del mundo, son nuestro "aquí y ahora". Con ellas designamos árboles maravillosos nativos del Valle del Cauca. Florecen cuando hay mucho calor o cuando las lluvias están por llegar. Los abuelos nos enseñaron a leer en las flores de los árboles los cambios de temporada.
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En la mitad del calor, las chicharras son la voz de Dios. He tenido que aprender a tolerarlas, y ellas, creo, también se han resignado a un hombre de mirada ausente que las busca entre cortezas añosas y luego escribe, en un cuaderno de escuela, tres líneas, no se sabe con qué intención.