XVIII. Dos ramilletes de haiku en español (I): La antología Alfileres Un compañero de mi Departamento universitario tuvo la amabilidad de prestarme la antología de haiku titulada Alfileres (ed. Josep M. Rodríguez; de la colección "Poesía 4 Estaciones" dirigida por Lara Cantizani). El libro me encantó, por su presentación y, sobre todo, por su contenido. Le escribí al director de la colección, y éste tuvo la gentileza de enviarme un ejemplar, junto con otra antología muy especial -Once de Marzo. Antología de haikus desde Lucena- de la que hablaré en mi siguiente artículo.
Alfileres tiene un muy bello y ponderado prólogo de su editor, Josep M. Rodríguez, poeta también él, galardonado en 2004 con el Premio Emilio Prados. El título "Alfileres" responde a un "poema sintético" de José Juan Tablada –que es como dicho poeta llamaba a los haikus, sobre todo a los primeros haikus escritos por él en castellano-:
Arte: con tu áureo alfiler
las mariposas del instante quise clavar en el papel. El valor simbólico de estas palabras para aplicarlas a un ramillete de haikus de 16 autores, es precioso y evidente de por sí. He dado varias lecturas al libro, y éste me satisface en alto grado. Es difícil –pero me resulta inevitable ahora- destacar algún poema; ello no indica, con todo, que los no citados me gusten menos. Así que, con mi agradecimiento a todos los antologados y mi admiración por ellos, paso a comentar.
Con alfileres
fija insectos la noche bajo los párpados. Por coincidencia con el título de la Antología estimo sugestivo y sugeridor a la vez este haiku de Rafael Fombellida.
En cuanto que sus autores usan con acierto procedimientos repetitivos –fraseológicos o verbales-, recordemos estas muestras:
¿Por qué sonríes?
Porque hay sol en las hojas. ¿Por qué sonríes? Carmen Jodra
Con tu abanico
das aire al aire que hay en torno tuyo. Lorenzo Oliván Añadiré que "en torno tuyo" (por "en torno a ti") es un coloquialismo, que suena íntimo y nada estridente. Resulta muy afín al haiku japonés el introducir de vez en cuando frases coloquiales, que dan sabor de cotidianeidad.
Como valoración del instante, que nos hace ver a nueva luz las realidades diarias, yo destacaría:
Un golpe de aire
abrió el postigo. Vi la buganvilla. Melchor López Tiene gran fuerza la identificación metafórica del instante con la vida, que se establece a continuación:
Duró mi vida
la caída de un pétalo: intenso y breve. Luis Martínez de Merlo El paso del tiempo puede verse también en imágenes que lo insinúan, como:
sobre la torre
un nido de cigüeña lleno de nieve Rodolfo Franco
"Casa de la marquesa"
Creció sin orden en la pista de tenis la enredadera. Francisco León Rodolfo Franco escribe el haiku sin mayúsculas, ni en la primera letra inicial; concretamente este haiku suyo no tiene tampoco signos de puntuación. Son rasgos que lo acercan a la lengua japonesa poética, aunque no siempre sea posible mantenerlos en español.
Los toques de humor, si resultan delicados y transpiran humanidad, son bienvenidos. Como aquí:
De no estar tú
todavía estaría el dinosaurio. Pedro J. Miguel
Sol entre ramas
El suelo del paseo es piel de tigre Frutos Soriano Una leve intelectualización en el poema puede ser constructiva, para profundizar en la realidad experimentada:
Cada hombre cruza
una calle distinta frente a mi casa. Benjamín Prado
Mar atrapado
en la huella de un niño que anda ya lejos. Julio Reija
Pinta la vida
en un campo de nada, roja amapola. Andreas Wölen Este último haiku presenta el valor añadido de su posible ambivalencia gramatical: puede interpretarse el verbo "pinta" como presente de indicativo o como imperativo.
Por su valor de ruptura semántica, transida de naturaleza, citaré:
Persecución.
En el retrovisor la luna llena. Andrés Neuman
Primeros brotes:
El melocotonero Tiene memoria. Valentín Carcelén Ballesteros El cierre de este poema -"Tiene memoria"-, en el contexto de un melocotonero, y no de un ascensor, por ejemplo, junto con la ruptura de sistema referencial, aporta un sabroso toque de humor.
Rondando el misterio humano o extrahumano, encuentro bellas muestras:
"Astro nocturno"
La noche vuelve a inundarme de luz. Tú eres la noche. Luis Alberto de Cuenca Precioso chispazo, por su antítesis "noche/luz", por terminar con el mismo sintagma del comienzo "La noche", y por su alta valoración de la persona, plasmada en ese final becqueriano.
"Haiku de otoño"
Niebla en el bosque. Temblando oigo el chasquido de lo invisible. José Luis Parra Lo invisible se hace presente por una sugestiva impresión acústica.
Valioso recital, en suma, donde –dentro de una regularidad métrica, que se agradece por su armonía- reina cierta diversidad: haikus con título o sin título; con rima o sin rima; con puntuación o no. Y, ¿con palabra de estación? A veces, pero ésta no se echa de menos cuando no la hay, ya que suele predominar una fuerte vinculación con la naturaleza, que es lo esencial.
Descalzos corren
los niños en la arena. De agua es la meta. Carlos Alcorta La meta de nuestra andadura -haiku y vida- es ciertamente tan rica y sutil como el agua.
Fernando Rodríguez-Izquierdo y Gavala
Universidad de Sevilla |