XVIII. Jugando con guijarros Multiplicaré las piedras haciéndolas resonar como quien compone una canción que jamás escucharás. Jugando con guijarros limpiaré el horizonte que baña mi cuerpo y hablaré de sonidos imperfectos a lo largo de la orilla. Ensuciaré el cielo con la mirada más inocente
y no preguntaré a nadie sobre nada, porque mi corazón es la eterna duda que golpea contra los arrecifes el destino de la niebla.
Porque soy yo el que duerme sobre la arena desnudando sus músculos, rozando la textura y el resplandor de la madrugada; porque soy yo el que te habla, el que te grita, y no puedes responder.
Por el acantilado
vaga el destino de la niebla Alfonso Cisneros Cox
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