Tampoco esto es un haibun (Epílogo)
Vamos de pie porque los que estaban delante en la cola han cogido todos los sitios. El abrigo está frío de tanto esperar el autobús. Antes era de mi hermana pero ya no. Cuando me lo probé, mi madre dijo que esta tela se llama paño bueno. En el dobladillo hay dos monedas que suenan al saltar.
Recose el forro
Aún frías bajo el flexo varias monedas Si me pierdo, tengo que decir que vivo cerca de la plaza. Cuando cruzamos para el colegio, las palomas ya están allí y al volver todavía no se han ido. Ayer por la tarde, la maestra nos contó los cuatro lados del aire: norte, sur y otros dos que no me acuerdo. Mi madre siempre está cosiendo cuando llegamos y siempre hay dos vasos de leche en la mesa de la cocina. A veces tiene nata y eso nos da mucho asco a mi hermana y a mí.
Al soplar
se arruga el telo en la leche caliente Cada vez que el autobús toma una curva, mi padre me sujeta fuerte y su ropa huele más al perfume de los domingos. Lo guarda en lo alto del armario con las otras cosas prohibidas. El día que se fue la luz porque llovía sin parar, me porté tan bien que me dejó poner sus cigarros liados en la pitillera. Creo que, cuando no me daba cuenta, el hombre de enfrente me ha hecho una fotografía.
Casi a oscuras
liando un cigarrillo la luz del relámpago Mª Victoria Porras
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