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Haikus individuales
1
16.5 puntos
Alejandro O. (Vizcaya, España) toda la casa (excepto esta pluma) en silencio... |
Frutos Soriano (Albacete, España) en la capilla la lagartija y yo contemplativos |
Frutos Soriano (Albacete, España) más que el sermón me conmueve el gastado suelo del templo |
Frutos Soriano (Albacete, España) |
Konstantin Dimitrov (Sofia, Bulgaria) |
Palmira (Valencia, España) |
Setsufu (Madrid, España) por todo el sauce los reflejos del agua suben y bajan |
En su perfecta sencillez, este haiku logra transmitir todos los matices de la imagen que evoca: verdor, frescor, claridad, movimiento, belleza..., incluso sonido o, si se quiere, "música callada". Es difícil decirlo mejor. |
Eva Comas (Sevilla, España) No sopla viento pero, en el aire quieto, algo palpita |
La ley del contraste -tan consustancial al haiku- se expresa aquí de manera maravillosa. En la aparente quietud, se percibe un latido, un rebullir que no se nombra y que, por eso, mismo sugiere, al mismo tiempo, lo misterioso y lo "abierto". |
Mavi (Murcia, España) Noche inmensa incluso las estrellas se han perdido |
Hay un haiku de Shokaku (1650-1722) que dice: "noche estrellada; / ¡oh, qué grande es el cielo! / ¡qué inabarcable!". En el haiku de Mavi, la sensación de inmensidad va aún más lejos en un verdadero hallazgo de sutileza: en ese espacio inabarcable, incluso las estrellas -que contribuyen a esa sensación- parecen perdidas... |
Camila (Ciudad de México, México) |
La observación de la vida cotidiana -el "camino ordinario", diría Bashô- es uno de los secretos del haiku. En este caso, se subrayan dos vertientes muy sugestivas: lo humano y lo urbano, frente a un cierto exceso que insiste en los tópicos estacionales. Nada es extraño al haiku y es interesante ampliar sus registros temáticos e incluso formales (más allá incluso del 5-7-5 convencional). |
Frutos Soriano (Albacete, España) |
La sensibilidad de este poeta -muy cercana a la de Issa- revela un conocimiento profundo del haiku clásico japonés, no sólo formalmente sino también, y sobre todo, captando su aura, su aroma. En el conjunto, destacan estos dos haikus impecables: "mañana fría: / hoy el gorrioncillo / no me rehúye" y "más que el sermón / me conmueve el gastado / suelo del templo". |
Konstantin Dimitrov (Sofia, Bulgaria) |
Insisto, una vez más, en los valores de este poeta búlgaro que, pese a algunas imperfecciones formales (en cierto modo rompedoras) destaca como un verdadero haijin: sensible, innovador y de una rara autenticidad. |
Estimados amigos de la Japonología, resulta difícil elegir entre
tantas estrofas y palabras, muchas son buenas y otras, aunque menos
buenas, también llegan a contener fases relevantes.
He optado por el criterio más científico que para mí consiste en seleccionar los haikus que teniendo buen sonido, pues es una poesía oral, me recuerden a las formas o a las nociones japonesas (el nihonjinron), aprovechando mi actual estancia aquí en Japón. Así como haikus he optado por los siguientes (no necesariamente en este orden): |
Conjunto de Fina Solé (Barcelona, España) |
Este conjunto de haiku resulta escueto y sencillo, pero presenta cierta elegancia sensual y también algo de mística. La dudosa esperanza en la medicina-redención que aparece al final, me recuerda mucho al último Shiki. |
Daniel Peña (Lima, Perú) Ya no hay distancia entre esta morera y mi corazón |
La morera es un árbol muy importante en Asia, por su relación con el "insecto celestial" según su propio kanji, que es el gusano de seda. La seda natural es una de las características irrenunciables de Japón. Todas las ciudades conservan hoy en día su campo de moreras (kuwa o sô 桑), que fue una industria muy relevante en tiempo de Meiji. Hasta una gran zona militar dentro de la Yamanote en Tokyo se quiso dedicar por entero al cultivo de este árbol. Cuando este sutil poeta termina desvelando en su último haiku que no hay distancia entre su corazón y la morera, sus estancias se convierten en un poderoso signo de Japón. |
Jordi Climent Botella (Barcelona, España) Durante el misogi, sacude irreverente sus plumas un pato. |
Los versos de este autor, muy correctos y puros, se cierran con la referencia a los ritos del shinto que son comunes a todo lo japonés desde los tiempos más arcanos; para algunos incluso son herencia de la cultura Jômon, con lo que su antigüedad es fácilmente de algunos miles de años. El contraste entre lo primigenio de la ceremonia de misogi 禊 y la irreverencia del pato que ahora mismo contemplo en un río me resulta una estampa netamente nipona. |
Dagnir Glaurunga (Madrid, España) |
Imágenes femeninas y serenas en una lengua que al decir por su nombre no es la propia, valoro particularmente el esfuerzo y la parsimonia de su verso. |
Helena Róenas Jurado (Sevilla, España) |
Imágenes desesperadas, casi cernudianas. Levedad y vacío, escape ilusorio hacia otra nada. |
Guillermo Fontes (Santa Cruz de Tenerife, España) |
Si hubiera existido un haiku tropical, que me consta que se intentó producir en los albores de Meiji, pero se descartó por poco japonés, hubiera sido sin duda algo muy parecido a esto. Imágenes lánguidas y vibrantes. Sosiego y hastío. |
Y luego voy a hacer algo muy prohibido en Japón pero es mi irreverencia
particular, deciros que siento simpatía por los escritos de Jorge
Rodríguez Quintana, Konstantin Dimitrov, Lo Joriai
y Celis entre otros.
Perdón por haber perdido entre mi ignorancia a tantos y tan brillantes poetas, gracias por leerme y hasta siempre. José María Cabeza Lainez. |
Nanook (Sevilla, España) |
El primer premio es, en esta ocasión, para Nanook. Los haikus de
este autor son sin duda magníficos con sólo una excepción (el de
los gorriones, que es simplemente pasable). El resto de los haikus
son elegantes como el del "erial", muy japoneses como el del "alba",
o desafiantes frente a la estética manida del haiku-merengue que
muchos diletantes cultivan (como el del "doce de marzo"). Pero uno
de ellos es especialmente soberbio:
con el otoño
No conozco a este autor, pese a ser sevillano como yo, pero adivino
su formación en haiku siguiendo fiel y minuciosamente la senda de
Bashô.
sube el olor del barro a las encinas |
Miguel Ibáñez (Sevilla, España) |
El segundo premio lo concedo a Miguel Ibáñez, curiosamente también
sevillano, y debo confesar que es la gran revelación para mí durante
este concurso. No creo que en absoluto pueda hablarse de "Escuela
sevillana de haiku", pese a que naturalmente quepa esperar algún
efecto en que Rodríguez-Izquierdo y yo desarrollemos nuestra labor
docente en esta ciudad, como no puede hablarse de "Escuela levantina"
porque Mavi, Raijo, Maramín y otros poetas escriban desde el levante
español. Es muy pronto para hablar de "Escuelas", aunque, evidentemente,
los buenos poetas de haikus acabarán agrupándose y aprendiendo unos de
otros.
Si el haiku de Nanook me recordaba al de Bashô, el de Ibáñez es claramente de corte busoniano. Mucho tiempo dudé entre Nanook o Ibáñez para el primero o segundo puesto. Miguel Ibañez, como Yosa no Buson, no comete el mínimo error en los haikus que presenta; como él, es elegante y trabaja con elementos de la vida cotidiana (cama-cuerpo-lluvia, madre-hojarasca-camino, castañero-sol-humo). Su haiku nos revela, al igual que el de Buson, lo difícil que es la sencillez. Todos son magníficos, pero el que citamos más adelante de las sandías y los melones -como segundo premio a los mejores haikus- roza la perfección. Asimismo, podría destacarse la hermosa manera de hablar de la soledad, perfectamente enmarcada en la Naturaleza, de su haiku
lluvia de otoño
A los que me acusan de purista porque no acepto haikus de sabor almibarado
les puedo ahora presentar un haiku como el que antecede, que habla de
sentimientos humanos, que no es una no "fría" descripción de la Naturaleza,
sino que habla de soledad, y sin embargo es un haiku contenido, pudoroso,
digno, no obscenamente exhibicionista como otros.
en la cama la huella de un cuerpo solo |
Guillermo Fontes (Santa Cruz de Tenerife, España) |
El tercer premio es para Guillermo Fontes, un autor que ha conseguido desarrollar una cualidad admirable a la que quiero ahora referirme. He explicado ya en otras ocasiones que el haiku es -como la cocina- el arte de mezclar ingredientes. Y no es invención mía; decía Kyoroku -en presencia de Bashô-: "El hokku (haiku) es la mezcla de las cosas". Pues bien, Guillermo Fontes es -de los poetas hispanos de haiku que conozco- el más atrevido de estos "chefs de cocina poética", el único que es capaz de incluir en la misma receta la noche, el excremento de pájaro y la risa de los niños, y que armonicen entre sí... ("sólo la noche / y aquel aroma a guano: / risa de niños"). En otro de sus haikus ha integrado el castaño, la sombra y la hormiga,... ¡Y resulta! Pero el haiku que me ha dejado con la boca abierta, y desde que lo leí me lo aprendí de memoria es al que hemos concedido el primer premio: |
Guillermo Fontes (Santa Cruz de Tenerife, España) El perenquén y el olor de los plátanos tras el crepúsculo (perenquén: tipo canario de salamanquesa) |
Insisto en el talento natural que tiene Guillermo Fontes para mezclar lo diferente... ¡A quién podía ocurrírsele mezclar una salamanquesa con el olor a plátanos y con el crepúsculo! Pero, ¡vaya que si resulta redonda la escena! No falta nada. Tres sentidos están en juego: se ve la salamanquesa, se huelen los plátanos, y se siente el crepúsculo. Es un microcosmos creado con elementos de deshecho, porque la salamanquesa "no es hermosa" en absoluto y el olor a plátanos podría resultar hasta ridículo para el mundo de la poesía. Veámoslo desde este punto de vista: la mera conjunción de salamanquesa y crepúsculo requeriría cierto arte especial para hacerla entrar en los parámetros poéticos más convencionales, pero para aunarlas, para que aceptemos a ambas criaturas en el mismo haiku, Guillermo Fontes introduce de elemento cohesionador... ¡el olor a plátanos! Ciertamente lo que realiza este poeta es muy difícil de conseguir. Para saber hacer un haiku con tres ingredientes que hasta ahora no se han trabajado juntos sólo hace falta haberse conmocionado en la realidad con esos mismos tres elementos. Sólo puedo animarle a que siga así, trabajando sin prejuicios y sin tabúes culturales, que también entre nosotros -como ya ocurriera entre los japoneses- comienza a quererse extender un haiku de ciruelo, nieve y luna, que más vale dejarlo ya en los libros de los clásicos. |
2
Miguel Ibáñez (Sevilla, España) siesta de niños sandías y melones bajo los catres |
Un auténtico clásico del haiku escrito en castellano éste de Miguel
Ibáñez. Que resultaría aún mejor cuando los haikus puedan escribirse
en nuestra lengua librándonos de los tópicos e ideas preconcebidas
respecto al 5-7-5, que en Japón puede ser igual 7-5-5 que 5-5-7. Y
lo digo porque el haiku ganaría extraodinariamente si cambiásemos
de lugar el segundo y tercer verso:
siesta de niños
De este modo, conseguiríamos producir el suspense poético que
engrandecería más aún al haiku. El sentimiento de candor que nos
provoca unos niños durmiendo se ve seguido de un segundo verso que
nos abre al miedo infantil de lo que pueda haber debajo de las camas:
"...bajo las camas". Se nos encoge el corazón, nos tememos lo peor,
y finalmente nuestro miedo se transforma cómicamente en sandías y
melones, que son criaturas, pero no como los trasgos y los duendes,
sino criaturas inocentes del verano que habitan bajo las camas. Es
un haiku delicado, que evoca el verano de los lugares sencillos donde
un número considerable de melones y sandías que se compran no
encuentran un lugar mejor a la soma que debajo de las camas, nada de
neveras, al modo antiguo de refrescar las cosas. Dormir la siesta,
como cuando éramos niños, con olor a sandías y melones, a poco que
se pasaran.
bajo los catres sandías y melones Lo que ve el poeta son niños por una parte y, por otra, sandías y melones, divididos por el colchón de las camas, el segundo verso que debería de ser. |
2
Raijo (Murcia, España) Erguido al frío, para aferrar la azada escupe en sus manos. |
Soberbio este nuevo haiku de Raijo. Un gesto recio, simple, antiguo,
extraño. El campesino, antes de ponerse a trabajar, se escupe en las
manos. El haiku no tiene que ser bello; no tiene que hablarnos de la
belleza del mundo. Esto es un error, un tópico. El haiku debe
enseñarnos el mundo sin la vanidad que lo envuelve, sin edulcorante
de ningún tipo. El haiku es lo que no se deja atrapar por nuestras
convenciones sociales. Con el frío, un hombre que va a trabajar la
tierra se escupe en las manos. Frío, azada, saliva, mano... y la tierra
al fondo, la tierra que va a ser trabajada con la azada en el silencio
del haiku. Elementos que se unifican solidamente en un haiku que sabe
a "verdad". Tiene lo que se dice en japonés makoto no aji, sabor de
verdad.
Me he parado a releer los premios que he concedido en los últimos años y entre los galardonados a veces hay unos nombres y otras veces otros, pero siempre he premiado alguno de Raijo. Lo cierto es que este poeta español es magnífico, que su calidad media es muy alta y su nivel de exigencia año tras año va a más. Si no ha pensado aún en publicar una antología personal debería comenzar a hacerlo. Por bien de nosotros, los lectores. |
Por último, pido disculpas a los autores de muchos excelentes haikus
que no he podido premiar, porque este concurso ha llegado mucho más
lejos de lo que al principio pensamos y es, literalmente, imposible
premiar la gran cantidad de haikus notables que se presentan. Por
otra parte, elegir sólo tres haikus, sin mencionar todos los haikus
de calidad que se hallan en esta nueva edición del concurso, me
parece francamente injusto.
Por eso, quiero hacer somera mención de algunos de ellos: Mavi ("Coger naranjas"), Camila ("Un anciano"), Setsufu ("Por todo"), Zeta ("Desperté"), Violeta Palacios ("Destellos"), Yuriko Takano ("Bajo la luna"), Tsukiyo ("Lleno el vagón"), Maria del Carmen Guzmán ("Flor del espino"), Konstantin ("Otoño"), Mayamama ("Ya no quedan"), Miguel Ángel ("Inmóvil"), Alfonso Muñoz ("Desnudo"), Eva Comas ("En la hojarasca"), Félix Alejos ("Lombriz"), Luelir ("Detrás del monte"), Frutos Soriano ("Mosca de invierno"), Melusina ("De madrugada"), Sara Jiménez ("Ante el camino"). |
Eva Comas (Sevilla, España) En la hojarasca a un lado del camino la bota vieja |
Palmira (Valencia, España) Antes dejabas dos rosas al marcharte. Ahora colillas. |
Del primero ("En la hojarasca...") no he tenido duda alguna. Creo
que cumple todos los requisitos de un buen haiku. Transmite una
impresión inmediata, es una percepción genuina. Puedo ver la bota
en la hojarasca, puedo sentir lo que sintió el autor en ese momento
y cómo le llamó la atención un objeto pobre, sencillo, cargado de
humanidad. Los otros dos los he elegido un poco forzada por tener que elegir. Considero que ninguno de los poemas presentados son geniales y entre lo mediocre no es fácil decidirse. El segundo ("Antes dejabas...") es más un juego ingenioso que un haiku y, por supuesto, digamos que de serlo sería un haiku occidental, pero ¿acaso deben de ser orientales? Lo selecciono porque se sale del tópico y nos ofrece una película, un trozo de vida en breves palabras. En cuanto al tercero, no puedo decidirme entre los que he seleccionado, así que dejaré que decidan los demás miembros del jurado. |
Nanook (Sevilla, España) |
Haikus muy correctos sin ser geniales. |
Miguel Ibáñez (Sevilla, España) |
Sólo dos de sus haikus me parecen buenos, el de las sandías y el de la lluvia de otoño. |
Guillermo Fontes (Santa Cruz de Tenerife, España) |
Okapi (Mendoza, Argentina) Por si las moscas -dijo la araña altiva- y tejió tela... |
Mezcla la citada expresión coloquial con el sentido propio de la frase, supuestamente dicha por una araña, con el humor que esto implica. Todo muy acorde con la tradición del haiku. |
Maramín (Valencia, España) Justo en el hueco dejado por un clavo una arañita. |
Pura observación de algo tan cotidiano que no suele llamar la atención. Conjuga el universo condicionado por el hombre (hueco de un clavo) con el universo natural, visto éste a través de un cariñoso diminutivo -"arañita"-. |
Playa de la Media Luna (Sevilla, España) Vienen flotando, hacia mis manos tuyas adelfas rojas. |
Me encanta el juego de posesivos (el antepuesto al nombre, y el pospuesto) en torno a "manos". Esto es explotar fina y sensiblemente las posibilidades de nuestra lengua. |
Ricardo Fernández Moyano (Zaragoza, España) |
Gran delicadeza y sentido del ritmo. Tiene dos poemas -"La lechuza" y "El ocaso"- que podían figurar muy dignamente entre los mejores arriba reseñados. |
Palmira (Valencia, España) |
Transpira humanidad y hondura de perspectiva, tanto en escenarios urbanos como en campestres. Gran dominio también de la forma. |
Xosé Luis Ferreiro (Madrid, España) "Haikus de la marea negra en Galicia" |
Sus "Haikus de la marea negra en Galicia" integran un conjunto muy conseguido. En su tratamiento de una catástrofe tal como la marea negra late un canto sincero a la vida. Muy acertada la simbiosis naturaleza-persona. |