El Tablón 2004 - Primer Semestre
- Índice de autores -
Alberto Panizo - Barcelona, España

Alejandro O.
- Vizcaya, España

Alfonso Muñoz
- Lima, Perú

Álvaro Honrado
- Vizcaya, España

Ana C.
- Buenos Aires, Argentina

Antonio Donizeti da Cruz
- Paraná, Brasil

Arturo J. Pérez Verdú
- Alicante, España

B. Balcázar
- Huesca, España

Barbarroja
- Cádiz, España

Camila
- Ciudad de México, México

Carlos Plá
- Madrid, España

Carlos Reyes
- San Cristóbal, Rep. Dominicana

Casiopeia
- Santa Cruz de Tenerife, España

Celis
- Cádiz, España

Cris Ciri
- Buenos Aires, Argentina

Dagnir Glaurunga
- Madrid, España

Daniel Peña
- Lima, Perú

David Collazos
- Lima, Perú

David Martínez Marín
- Sevilla, España

Edelmiro Ávalos
- Pontevedra, España

El Ermitaño
- Barcelona, España

Elsa Serra
- Buenos Aires, Argentina

Emilce Pinazo
- Río Negro, Argentina

Eva Comas
- Sevilla, España

Felipe Huerta Martínez
- Jaén, España

Félix Alcántara Llarenas
- Zaragoza, España

Félix Alejos
- Lara, Venezuela

Fernando López Rodríguez
- Valle del Cauca, Colombia

Fina Solé
- Barcelona, España

Francisco Lendoiro
- La Coruña, España

Frutos Soriano
- Albacete, España

Grego
- Sevilla, España

Guillermo Fontes
- Santa Cruz de Tenerife, España

Hamal
- Málaga, España

Helena Róenas Jurado
- Sevilla, España

Inés Gallardo
- Buenos Aires, Argentina

Inés Villán
- Baleares, España

Israel López Balan
- Ciudad de México, México

Jayer
- Osorno, Chile

Jesús do Guerrero
- Cuenca, España

Jordi Climent Botella
- Barcelona, España

Jorge B. Rodríguez Quintana
- La Habana, Cuba

José E. Torres Cabral
- Durango, México

José Martel Moreno
- Las Palmas de Gran Canaria, España

Josep Antón Gutiérrez
- Barcelona, España

Jota Azimut
- Cádiz, España

Juan Carlos Avuirre
- Santiago, Chile

Juan E. Ríos Vera
- Cádiz, España

Juan Manuel Querejeta
- Madrid, España

Juan Tancredi
- Buenos Aires, Argentina

Katzu
- Lima, Perú

Kiko Frechoso
- Cádiz, España

Konstantin Dimitrov
- Sofia, Bulgaria

Lo Joriai
- Zaragoza, España

Luelir
- Navarra, España

Macarena Carnerero Iglesias
- Sevilla, España

Maramín
- Valencia, España

María del Carmen Guzmán
- Málaga, España

María Cristina Parada
- Buenos Aires, Argentina

María F. Moreira Frutos
- Navarra, España

María Santamarina
- Buenos Aires, Argentina

Marsiana
- Valencia, España

Marta Alicia Pereyra
- Córdoba, Argentina

Mavi
- Murcia, España

Mayamama
- Barcelona, España

Melusina
- Barcelona, España

Miguel Ángel
- Madrid, España

Miguel Ibáñez
- Sevilla, España

Montemayor
- Nuevo León, México

Nabel
- Vizcaya, España

Nanook
- Sevilla, España

Nélida González
- Mayagüez, Puerto Rico

Nuria Domínguez Martos
- Sevilla, España

Okapi
- Mendoza, Argentina

Pablo Lobón Lobato
- Madrid, España

Palmira
- Valencia, España

Patricia Helena Fierro
- Santander, Colombia

Playa de la Media Luna
- Sevilla, España

Rafael Abreu Mejía
- Santo Domingo, Rep. Dominicana

Rafael García Bidó
- Santo Domingo, Rep. Dominicana

Raijo
- Murcia, España

Raúl A.
- Madrid, España

Raúl Ceruti
- Buenos Aires, Argentina

Regi García
- Vizcaya, España

Ricardo Fernández Moyano
- Zaragoza, España

Ricardo G. Luna Ruiz
- Jalisco, México

Rinoa
- Sevilla, España

Rocío Rodríguez Casado
- Sevilla, España

Salvador Barrau Viñas
- Barcelona, España

Santiago Elso Torralba
- Navarra, España

Santiago Larreta
- Navarra, España

Sara Jiménez Murillo
- Sevilla, España

Segalén
- Valencia, España

Servando Aranguren
- Tlaxcala, México

Setsufu
- Madrid, España

Sylvia Simonet
- Salto, Uruguay

Tsukiyo
- Ciudad de México, México

Violeta Palacios Ruiz
- Sevilla, España

Xosé Luis Ferreiro
- Madrid, España

Yio Yio
- Madrid, España

Tsukiyo
- Ciudad de México, México

Yuriko Takano
- Lima, Perú

Zeta
- Ciudad de México, México


Nº de autores: 104



Arriba

Alberto Panizo
(Barcelona, España)




Reunión de gaviotas
El perro zarandea la cola
Bandada a la fuga



Joya turquesa
Inequívoco silbido
Martín pescador



Aguda melodía
El sol se pone
Ruiseñor bastardo



Ladrido de la nutria
Reinetas que croan
Placer primaveral



Quebrantahuesos,
Cantan los primeros grillos
Tiembla la noche



Lechuza
Dama blanca
En la vieja ermita




Arriba

Alejandro O.
(Vizcaya, España)




toda la casa
(excepto esta pluma)
en silencio...

- La magia del acto de escribir. -- Kiko Frechoso
- Me remite al sonido de la pluma sobre el papel, en estado de meditación en movimiento. -- Cris Ciri
- La soledad compartida entre el autor y el lector en un íntimo haiku -si se me permite- metaliterario. -- Guillermo Fontes
- Siempre aprecio a los participantes que envían un solo haiku, me parecen valientes y exigentes. El haiku es muy bueno, hay trabajo y certeza del trabajo en el acto de escribir. Aplausos desde Colombia. -- Fernando López Rodríguez




Arriba

Alfonso Muñoz
(Lima, Perú)




desnudo
sobre la roca
desnuda

- ¡Cinco palabras! Con ellas nos toca a nosotros decidir si estamos ante una escena cotidiana, o (y) somos partícipes del mito prometeico. O (si) nos enfrentamos -desnudos- a la desnudez que entraña toda creación. -- Jorge B. Rodríguez Quintana
- Un haiku muy sugestivo. Alguien puede decir que es una imagen bien conocida. No importa. El haiku opera con la sustancia, allí donde las cosas se juntan, empiezan a perecerse, se descoloran y se hacen insípidas como el aire y el agua. Gracias por esta pincelada. -- Konstantin Dimitrov



El malcriado
riega el arbusto
naturalmente.



Dos moscas.
Estiércol de caballo
humeante.

- Solo dos moscas rondando el estiércol aún caliente. Nada más que ver, nada más que decir. Y ahí esta el valor de esta composición sencilla y directa, dirigida a la conciencia más arcaica. Me encanta el género feísta porque despierta el instinto primitivo y la aversión de los lectores. -- Barbarroja



La costumbre
de estar en reunión
contuvo al pedo.



Ella ha partido.
Ahora sólo me queda
volar cometa.



El espejo.
Las píldoras.
La duda.




Arriba

Álvaro Honrado
(Vizcaya, España)




Estos árboles
a mi paso inclino
con mi caminar



En silencio
el bosque espera
la primavera

- El silencio acompaña la llegada de la belleza. -- Inés Gallardo



Nevadas están
las cimas de los montes
este invierno



Verde ya no hay
tan solo piedras
solitarias





Ana C.
(Buenos Aires, Argentina)




el sol ya cae
bajo un viejo roble
junto bellotas



anaranjada
la tarde se posa
sobre la hormiga



alba en el bosque
ya despiertan las aves
suena el preludio

- Hermoso haiku que, por lo exacto, haría ruborizar a un relojero. Interesante también el nº 2. -- Okapi



la noche en vela
el gato caza sombras
de luna llena

- Sensación de insomnio y soledad y un gato algo particular que con sus piruetas irrumpe en la universalidad de la luna llena, en la contemplación insomne. Se respeta la métrica, se prescinde de lenguaje superfluo o innecesario. -- María Santamarina



nadie en la tarde
oyó aquel graznido
último



duda un momento
luego sube a mi falda
y ronronea





Antonio Donizeti da Cruz
(Paraná, Brasil)




mañanas desiertas
el tiempo pasa célere
flor de cerezo



"Infancia"

flor de almendro
en la ventana me asomo
sobre mis fantasmas



"Amargo"

final de tarde
las cigarras estremecen
mi soledad

- Impresión compartida. Haiku lleno de vida. -- Guillermo Fontes



tarde de verano
cigarras, sonidos y cristales
amarga soledad



abro la ventana
miro hacia el cielo
un mar de estrellas



la lechuza canta
de repente el silencio
noche sombría





Antonio Ramírez Córdova
(Utuado, Puerto Rico)




Entre los pinos,
la música del viento
se vuelve pájaro.

- Hay algo aquí que es inherente al haiku, sujeto y objeto se confunden: la música, ¿es del viento o de los pájaros? El lector queda inmerso en la naturaleza, soy pino siempre verde, integrando al autor, al lector y al sonido en un todo universal que nos abarca... -- María Santamarina



Nubes de paso.
Los ojos del poeta
fijos en ellas.



Luna creciente.
Sultana majestuosa
de la alta noche.



Canción de olas.
Paraíso de espumas.
Rostro de Dios.





Arturo J. Pérez Verdú
(Alicante, España)




Trébol marchito,
por ser de cuatro hojas
y escogido.



Te he mirado
con mis mejores ojos:
de enamorado.

- ¡Qué bueno! Amor y haiku. Muy buena combinación. -- Cris Ciri



Del cenicero
ascienden enredados
ríos de humo.



Melancolía,
llega a mis oídos
música azul.



Hoy Catalina
visita a Lorenzo
de madrugada.

(Catalina es el nombre de la luna y Lorenzo del sol)



Un horizonte
me espera sin duda;
ando despacio.





B. Balcázar
(Huesca, España)




Diez kilómetros.
El último en llegar,
es un anciano.



Viento de abril.
Un cartel sonando
contra el poste.



"El agua" -gritó
el vendedor de agua,
mientras llovía.





Barbarroja
(Cádiz, España)




Reverdece
llueve sobre el tejado
el musgo seco



Cae la noche
la niebla de mañana
bajo el zapato

- Sugerente de noche primaveral y lluviosa, el calor de la mañana evapora el agua formando una ligera neblina. -- Maramín
- Continuidad de la naturaleza, y el hombre en ella. -- Emilce Pinazo



Teje la araña
la escoba amenaza
su rinconcito

- Atención amorosa a lo pequeño. La escena es sugerente en su dramatismo: la araña realiza su trabajo, ¿ajena? al gigantesco monstruo que amenaza con destruir su hogar. Ternura, mirada limpia. -- Frutos Soriano



El jardinero
disputando las hojas
al viento de otoño



Cangrejo muerto
el pico de una gaviota
lo desentraña

- En su lectura se me fusionan dos significados del último término, y con ellos lo concreto y lo abstracto. De igual manera, une también este haiku el volar de la vida con el yacer de la muerte. -- Raijo



A punto de ser
tierra entre las flores
el excremento

- La atención a lo pequeño alcanza su culmen en este hermoso jaiku. El excremento es también parte del cosmos y con él se funde, intercambiando sus átomos amorosamente con la tierra. Nosotros seremos también, algún día, tierra entre las flores. Magistral. -- Frutos Soriano
- Excelente captación de un instante que aún no es y, sin embargo, apunta a su milagro: la conversión de lo deleznable en sustento de la belleza. Fértil disolución. -- Jorge B. Rodríguez Quintana





Camila
(Ciudad de México, México)




un anciano
a la sombra sentado
tose y tose

- Silencio y sonido componen esta escena. -- Melusina



tras el balón
corren todos azules
y amarillos



con la mañana
ese olor a fábrica
aún no levanta



dura un instante
la noche vuelta día
con el relámpago



sobre la charca
bebe su imagen blanca
una paloma



de madrugada
semáforos en línea
marcan en vano

- La extraña naturaleza de las ciudades: hermosa en su fealdad. -- Kiko Frechoso
- ¿Rojo o verde? No importa, basta con una gran avenida desierta en la que siguen cambiando las luces mecánicamente, como marcando el ritmo del silencio. -- Félix Alcántara Llarenas





Carlos Plá
(Madrid, España)




Luna, según leo,
llevas allá arriba
desde antaño.

- El paso del tiempo contrasta con la quietud. -- Melusina



¿Olvidada?
La botella de soda
aún burbujea.



Rubia por fuera,
pero blancas las raíces
de su cabello.





Carlos Reyes
(San Cristóbal, Rep. Dominicana)




Augusta sombra
sobre el inmenso cielo.
¡el condor pasa!





Casiopeia
(Santa Cruz de Tenerife, España)




huele la hoja
el dulce viento del sur
siente el abril





Celis
(Cádiz, España)




dos de la tarde
puntual en su conducta
el miau del gato



viento del norte
preguntas sin respuestas
vuelven al sur



humo de pipa
lentamente agoniza
su leve estancia

- Me encanta. Si bien no hay kigo, logra despertar una sensación de vida efímera, de impermanencia de las cosas, siendo Dios lo único permanente. Hay una resignación ante lo inevitable.... una aceptación sin resistencia a lo que es. -- María Santamarina



calma en la noche
un palacio de invierno
en la terraza

- Se perciben goterones helados colgando de los bordes. Alfombra de nieve inmaculada. -- Maramín



rumor de piedra
en la escalera de agua
quietud de fuente

- Movimiento y quietud en armonía... y el sonido del agua. -- Emilce Pinazo



en este lado
sólo un estrecho margen
un día claro





Cris Ciri
(Buenos Aires, Argentina)




Niebla densa.
El ojo de la piedra
rompe en llanto.



Letras con alas.
Silenciosamente
vuela el alma.



Atardece ya.
Vuelven a su lugar
las estrellas.

- Aunque la rima no es perfecta, me gusta cómo utiliza la metáfora. -- Yio Yio



Camino a la
gran montaña sagrada
hay azaleas.



Cae la noche.
Sueña en dormir el sol
entre las nubes.



Cimas nevadas;
no oigo al ruiseñor
en la montaña.





Dagnir Glaurunga
(Madrid, España)




cisne de piedra
con rayo de plata
fuente escondida



aquel pájaro
vuela atado a mi mano
cometas volando



crece el musgo
en las piedras del parque
suave caricia



sale la luna
sirena a lo lejos
noche de angustia



alba de estío
el sol se levanta
calor en mi alma





Daniel Peña
(Lima, Perú)




El caminante
atraviesa el bosque
sin dejar huellas.

- El último verso constituye una extraordinaria sorpresa para los lectores más "antropocéntricos". El caminante podría ser un insecto, pero también podría no serlo, pues la simplicidad de este haiku lo hace sumamente sugestivo, otorgando una gran amplitud interpretativa. -- Alfonso Muñoz



Sol y silencio
ayer los contemplaba
hoy entran en mí.

- Simbiosis entre luz y sombra, entre vida y muerte. Ambos en dulce sosiego reposan dentro de la interioridad del poeta. -- Katzu



Aún sin saberlo
atrapado en la tinta
vuela el colibrí.

- El factor sorpresa del ave cautiva logra extender el espacio de todos los cuerpos inmóviles que cruzan horizontes que aún callamos. -- Katzu



¿Ese sonido
es del ave que canta
o del silencio?



¿Rozar la tierra
será siempre el destino
de nuestros pies?



Ya no hay distancia
entre esta morera
y mi corazón.

- Me parece un haiku sublime, el poeta se siente formando parte de un árbol, de una morera, íntimamente unido a su esencia. -- Eva Comas





David Collazos
(Lima, Perú)




Si cae una hoja
se escucha en el jardín
hondo silencio

- En ese movimiento tan natural se aprecia una ausencia: la del sonido (¿o será la del ruido?). Y acaso sea tanto más patente cuanta mayor la lentitud. Cabe añadir que el uso del condicional logra transmitir expectación. -- Raijo



Cerezo en flor
no olvida la primavera
melancolía



Niño perdido
va llorando pisadas
lo halló la Luna



Salvo un murciélago
silencio en el río
niebla nocturna

- Es una atmósfera frecuente en nuestras tierras equinopciales. He presenciado, a Dios gracias, esa imagen, y en tu haiku te reconozco poeta alerta en palabra y camino. Un abrazo desde Colombia. -- Fernando López Rodríguez



Entre las piedras
busca la primavera
caracol viejo



Abandonado
me acompaña la lluvia
se va el silencio





David Martínez Marín
(Sevilla, España)




Ilumina el sol
abandonadas gotas
sobre las hojas.

- Detalle efímero, tras la lluvia ligera el sol hace relucir las hojas de los árboles. Tras la tormenta la paz vuelve a adueñarse de nuestros corazones. -- Maramín



Entre el cemento
cautivo el limonero
al sol espera.

- Es un hermoso mensaje de la humildad de la naturaleza hacia lo "superior". -- Inés Gallardo



Aparece el sol,
alba de primavera
tras la muralla.



Mota de polvo
jugando con el aire:
destello de luz.

- Me hace pensar que somos una simple mota de polvo que flota en este ancho y vasto universo. -- Francisco Lendoiro



Sobre los mirtos
las gotas del rocío
brillando al sol.



Ya no se rompe,
espejo de las nubes,
la lluvia ausente.





Edelmiro Ávalos
(Pontevedra, España)




En la casita
del caracol se esconde
la timidez.



¡Mira, el búho!
El sol busca refugio
en el crepúsculo.



En su cabeza
descansan las almohadas.
Cabellos lacios.



En el camino
me acompaña descalza
la soledad.



Atardecer.
Los colores del sol
pintan el cielo.



La lluvia... borra
las huellas del pasado.
Amanecer.





El Ermitaño
(Barcelona, España)




Florece, lenta,
donde nadie la verá,
una violeta...

- Lo que me gusta de este haiku es que revela humildad, la violeta no necesita del reconocimiento ni tiene que cumplir las expectativas de nadie; simplemente crece siguiendo su ritmo natural. -- Grego



Aún oruga,
seca al viento sus alas
la mariposa...





Elsa Serra
(Buenos Aires, Argentina)




El lago luce
pétalos de lirios
y nubes blancas



Lirios azules
un cielo reflejado
sobre las aguas



Parte el otoño
dejando su tristeza
para el invierno



Una lechuza
el silencio ha quebrado
con su chistido



Rumbo perdido
cruzando la avenida
un caracol

- Este haiku me ha parecido exquisito. Refleja perfectamente el instante, como en una instantánea perenne. Felicitaciones a su autora. -- María Cristina Parada



Lágrimas blancas
en los árboles deja
la brisa helada





Emilce Pinazo
(Río Negro, Argentina)




sendero solo
el invierno implacable
se llevó el sol



la sombra baila
con el viento profundo
y el sol brillando



dos mariposas
frente a la ventana sur:
es primavera



el sauce llorón
inclina su ramaje:
el río lo besa

- Imagen fresca de una tarde calurosa al lado de un plácido río que discurre por la campiña. -- Francisco Lendoiro



tallado a fuego
el árbol incendiado
dejó su memoria



el sol estampa
sobre la tierra seca
la sombra de la flor





Eva Comas
(Sevilla, España)




Entre las piedras
el ombligo de Venus
ternura verde

(ombligo de Venus: nombre vulgar de un líquen con tallo que termina en sombrerito redondo con una depresión en el centro)



No sopla viento
pero, en el aire quieto,
algo palpita

- Me recuerda la experiencia vivida ayer al atardecer después de una tormenta de verano, en el jardín de mi casa. No corría nada de aire pero se sentía una presencia, un palpito de la naturaleza de una manera muy intensa. -- Alberto Panizo



En la hojarasca
a un lado del camino
la bota vieja

- Gran ternura en la vieja bota abandonada. -- Mª del Carmen Guzmán
- Hermosa imagen llena de evocaciones. -- Guillermo Fontes



Hoy, en mi cara
el primer soplo de aire
de primavera



Siesta de invierno
después de la tormenta
siencio... y trinos.



Nacen desgarrando
el duro tronco del cercis
capullitos rosas

(Cercis siliquastrum: más conocido como "árbol del amor" por sus hojas en forma de corazón y sus flores color rosa intenso, pequeñas y abundantes)





Felipe Huerta Martínez
(Jaén, España)




siguen las hojas
al viento gris, todas,
vivas y muertas



espera sin tiempo:
el tejado al gato,
el gato, la luna



la hiedra sube
por el tronco, la rama,
por sí misma

- La penetrante mirada del poeta descubre un pequeño detalle: el esfuerzo, natural y supremo, de la rama en busca del aire y de la luz. Esto es participar de la vida de lo que nos rodea. -- Rafael García Bidó



el viento olvida
la costumbre de dormir
en las rocas



se esparce
la vaca, como el prado
en la mirada



moscas y nubes:
el caballo se traga
el tapiz que pisa





Félix Alcántara Llarenas
(Zaragoza, España)




Soplo de viento.
La rama del cerezo
pierde una flor.



Noche de invierno.
La nieve amontonada
guarda silencio.

- ¿Qué silencio es éste? ¿Qué cosa "calla" la nieve? El desasosiego racional se apacigua en la visión mística de esta Noche Oscura de invierno. Escuchemos, pues, en el silencio de la oscuridad, el silencio de la blancura. -- Mavi
- Ante la complejidad del mundo moderno se agradecen estos haikus de Félix. -- Alberto Panizo



Motas de polvo
en el sol que penetra
por las rendijas.

- El buen haiku no necesita de explicación. Tampoco tiene que ser novedoso. Lo que importa es... eso, que sea un haiku, pues yo veo esas motitas bailando en los rayos de luz... ¿Acaso son almas que bailan en la luz de lo eterno? ¿O son precisamente las encargadas de hacer la luz visible? -- Konstantin Dimitrov



Cortando cebollas
el ama de casa aprovecha
para llorar.

- Un drama escrito en apenas tres versos. Se dice poco, se dice todo. -- Rafael García Bidó



Nube de efímeras.
Tanto les da mi cara
que la farola.

(efímeras: mariposillas que rondan en enjambre las luces de las farolas)



A la intemperie
la luna y las estrellas
se ven mejor.





Félix Alejos
(Lara, Venezuela)




el viento esparce
flores de apamate
en mi camino

(apamate: árbol bignonáceo de flores lila (Tabebuia rosea))



lombriz moribunda
en el pico del ave
vida la muerte





Fernando López Rodríguez
(Valle del Cauca, Colombia)




Escardando
¡Un par de ojos saltones!
El sapo y yo brincamos.

- Haiku muy ameno. Los dos animales saltan del susto al encontrarse ocupados en sus asuntos. -- Félix Alejos



Una hojita te abriga
pero toda la florescencia
para ti, colibrí.



Bajo la cama
los zapatos del abuelo
hace un mes esperan.

- Lo que queda sugerido, la añoranza, se materializa en unos zapatos debajo de la cama. Ellos, como si fueran seres animados, esperan. -- Palmira
- Llena la eternidad de la muerte... y un silencio. -- Emilce Pinazo



Brisa leve
último aleteo sin cielo
¡agonizas, mariposita!



Tremor en la fronda
lluvia de azahares
¡Una ardilla!



Como si desgranara maíz
la niña en el andén
cuenta monedas.





Fina Solé
(Barcelona, España)




Es tu silueta,
el vaiven de tu cuerpo,
tu pelo negro.



Esta mañana,
el cielo y mi alma
despiertan lloviendo.



Mañana clara:
ya en la litotricia,
¡todo se acaba!





Francisco Lendoiro
(La Coruña, España)




Hay suelos de oro
¡Y el otoño proclama!
¡Mi hora llegó!



Copos de nieve
Alfombran los caminos
...¡Dejemos huellas!



¡Oh! Primavera
Manantial de fresca agua
Mi boca llena



Sol de verano
No hay nubes, cielo claro
Pieles tostadas



El frío quema
Te acercas y me abrazas
Ardemos los dos



Valles y prados
Se engalanan de flores
¡Es primavera!





Frutos Soriano
(Albacete, España)




mosca de invierno
vieja mosca de invierno
acompañándome

- Refleja una gran calidad técnica el hecho de que un haiku con tantas palabras repetidas resulte tan emotivo y conmovedor. -- Alfonso Muñoz
- Increíble... Y sí, la mosca de invierno está. -- Emilce Pinazo



mañana fría:
hoy el gorrioncillo
no me rehúye



vino picado:
mas su aroma me trae
la juventud



una moscarda
me anuncia que ha llegado
la primavera



en la capilla
la lagartija y yo
contemplativos

- Dice el proverbio oriental que cuando el sabio señala la luna, el necio mira el dedo. Acaso esta humilde escena señala nuestra pequeñez (en el sentido amplio del término) ante la idea de Dios. -- Alfonso Muñoz
- Me gusta porque respira silencio y atención al momento. Unión con la naturaleza: la lagartija y yo viviendo una misma experiencia de la esencia del Ser. Muy místico. -- Grego
- Muy japonés en la actitud contemplativa, en el entorno religioso de una pequeña capilla; y sin embargo me queda el regusto de cierto sutilísimo sentido del humor... ¿Qué complicidad hay entre estos dos protagonistas inmóviles? ¿Qué pasa por la cabeza del poeta? ¿Puede un haiku ser lo con-trario de lo que parece, o es sólo su eterna capacidad de sugerir? -- Nanook
- El reducto de Dios no siempre es impoluto. Asoman entonces, entre tantos santos y sacrílegos, un reptil y un suelo arrepentido para poner un poco de piedad a tanta farsa. Hablo de haikus 5 y 6. -- Okapi
- No somos diferentes en la esencia de otros seres vivos. Todo es uno. Hermosa imagen. -- Alberto Panizo



más que el sermón
me conmueve el gastado
suelo del templo

- Los sermones religiosos tienden a aburrir y, sin embargo, el poeta consigue iluminarse al describir el antiguo y desgastado suelo del templo, el cual quién sabe qué cosas ha vivido. -- Félix Alejos
- En el suelo gastado del templo no sólo se percibe la huella del tiempo, sino que la emoción sentida adquiere el valor de lo sagrado. Magnífica sencillez en la expresión. -- Palmira
- Los sentidos se cruzan. Lo que oigo no me llega. Es el hoy pero es antiguo. Sin embargo el suelo... ¡Cuántas pisadas desde cuántos años se han necesitado para desgastarlo! -- Luelir
- Maestro; qué mejor homilía que tus sentidos descifrando el silencio de las cosas humildes. Nadie en ese templo pudo comprender la cátedra de los suelos gastados. "Lo elemental es hermoso", decía Pablo Neruda, por eso el haiku es la poesía de la poesía. Un abrazo. -- Fernando López Rodríguez
- Aunque, según mi opinión, la figura del autor aquí se podía haber suprimido (el contraste entre el sermón y el suelo gastado es suficientemente rico en asociaciones) sigue siendo un verdadero hallazgo. -- Konstantin Dimitrov





Grego
(Sevilla, España)




rompe el alba
en la plaza callada
el primer trino

- Bellisima escena, hace de la plaza un paisaje encantado. -- Inés Gallardo



al podarla
la jacaranda se mece
con suavidad

- Su vaivén destaca (por limitado) la pertenencia del árbol a un solo lugar, a un solo paraje; a la vez que ese único movimiento (de flexibilidad) revela vida. -- Raijo



revolotean
gorriones en la copa,
el olmo sueña



llueve del cielo,
y de las hojas del pino
llueve también

- Hermosa continuidad de la lluvia. -- Emilce Pinazo



sube más gente,
el autobús va lleno...
de silencios



la mariposa
revolotea en las flores
¡y en tantos versos!





Guillermo Fontes
(Santa Cruz de Tenerife, España)




el perenquén
y el olor de los plátanos
tras el crepúsculo

(perenquén: tipo canario de salamanquesa)

- Maravillosa pintura busoniana de tres trazos, haiku profundamente heredero del clasicismo japonés pero inspirado sin embargo en la exuberancia y el colorido de lo tropical. No hay verbos; el autor sólo ha necesitado un lagarto, un olor y el ocaso para sugerir con gran talento la plenitud y la calidez de la escena. -- Nanook



sólo la noche
y aquel aroma a guano:
risa de niños



el viento en sombra
entre cañaverales
¿quién me despierta?



sobre la arena
el volcán y su sombra:
retama en flor



valle de almendros:
un zumbido de abejas
en lontananza



bajo el castaño
mi sombra y las hormigas:
sólo silencio





Hamal
(Málaga, España)




La nieve frágil
fractal contra la suela
de los zapatos.



La blanca nieve
plasmando alegorías
sobre el paraguas.



La nieve avienta
su espiral en gradiente
de mariposas.



Albas crisálidas
en la noche de invierno
acribillada.



Por los harapos
que el asfalto azabache
va glaseando.



Mientras mis ojos
rinden tributo a Hypnos
tras los cristales.





Helena Róenas Jurado
(Sevilla, España)




Mañana invernal
las manos hacia el cielo
árboles sin vida.



Los muros pálidos
con vanos reflejan
vidas anónimas.



Patio húmedo
soledad invernal
ausencia de niños.



Noche solitaria
la luna plateada
consuelo de amor.





Inés Gallardo
(Buenos Aires, Argentina)




Oro que brillas
pintado en el cielo
busco tu calor



Dos soledades
atraviesan el mundo
con la mirada



Suave tu mano
mi corazón olvida
sus soledades



Tiembla la hoja
en su cuerpo de seda
brilla la luna



El sol conoce
mariposa errante
tus pensamientos



Llega la noche
el pino se asoma
una estrella lo ve





Inés Villán
(Baleares, España)




la noche entera
navega el sueño
lecho de arena



como amantes
cielo y mar
en paralelo



sendero de piedra
los pies descalzos
van a su destino



sol entre ramas
canto de pájaros
¡catedral de luz!



hermosa rosa
brevedad del jardín
ya se deshoja



viento tramontano
escoba del cielo
barre la isla





Israel López Balan
(Ciudad de México, México)




miro al cielo
me sobra un techo



el apagón
no dejo luz alguna
salvo la luna

- Bellísimo instante de adoración a la naturaleza, protectora de nuestro mundo. -- Inés Gallardo
- Tras el apagón se enciende la luna, la descubrimos como si fuera la primera vez que la vemos, con su luz y su silencio, marcado por el cese de la actividad eléctrica, de la vida en la ciudad. -- Félix Alcántara Llarenas
- Estallido, factor sorpresa del instante. En la repentina oscuridad destella explosivamente el resplandor. -- Katzu



los truenos afuera
son destellos adentro



siguen despiertos
pero salta un bostezo
de boca en boca



leña en el viento
¡es el almuerzo!



del coche baja
una pelota ponchada
luego un niño

(ponchada: en México, pinchada)





Jayer
(Osorno, Chile)




El árbol hueco
Con un paisano dentro
De cuerpo entero.



En la arboleda
Hacia donde va el viento
Saben las flores.



¿De la impresión
Rododendro florido
El moscardón?



Nubes y espacio
Brisa en el abedul
Una acuarela.





Jesús do Guerrero
(Cuenca, España)




El blanco papel
silencioso espera
la negra tinta.





Jordi Climent Botella
(Barcelona, España)




Crujir de muebles.
También a ellos los
abraza el frío.

- La mayoría de los haiku van dirigidos a la vista, el olfato y el oído. Este recrea toda una imagen a partir del tacto. Y, paradójicamente, atestigua lo que pocos. Con este haiku, el frío tiene voz (sonido) y el poeta, más allá de haberlo sentido, lo ha escuchado. ¡Gracias, Jordi! -- Israel López Balan
- ...y realmente a mí me dió frío. -- Cris Ciri



Fondo marino,
incluso la luz parece
nadar en él.

- Atmosfera cálida, serena, transparente... En la superficie suaves olas: agua agitada; turbiedad. Esas olas son las ondas de luz y penumbra en el fondo: agua calma; transparencia. Si arriba no hay olas, abajo no hay ondas. Si abajo no hay ondas, arriba no hay olas. La agitación y turbiedad son apariencias; la tranquilidad y la transparencia también. Es la gran quietud transparente. ¿Alguien quiere nadar? -- Setsufu



Abandonada...
¡Barca, cómo pareces
añorar el mar!



Luz y calor.
tan solo un leve soplo y...
mecha humeante.

- ¡Cuánto y con qué poco, sólo humo! Antes, ahora, todo, nada. ¡Cuánto se puede decir con 17 silabas! -- Luelir



¿Y esos chillidos?
Gaviotas rompiendo en
dos a un pobre pez.



Durante el misogi,
sacude irreverente
sus plumas un pato.

(misogi: rito de purificación shintoísta, que normalmente se realiza bajo una cascada de agua fría)





Jorge B. Rodríguez Quintana
(La Habana, Cuba)




caballo ciego
engulle con la hierba
su fiel sombra

- La duda de saber la verdadera naturaleza de la ceguera del hermoso caballo. Si es ciego de los ojos, o si sus ojos le ciegan la virtud de apreciar los rayos del sol en esta hermosa escena que inspiró al poeta. -- Félix Alejos



hay otros templos
pero en éste si enfría
prenden la estufa

- La fe sin humanidad degenera en moralismo. -- Konstantin Dimitrov



lomas de arena
el cielo las penetra
y ellas a él



una crujía
en musgo otra soleada
gotean las dos



chocan sus copas
convite sin clamor
el de los pinos

- El viento cimbreando las copas, aunque mejor sería cipreses altos y esbeltos que los pinos recios y redondeados. -- Maramín



cálido arroyo
el polen de sus manos
a las mías





José E. Torres Cabral
(Durango, México)




La hoz de plata
va segando las sombras,
lenta, callada.

- La luna: eterno astro descrito, escrito y admirado. Siempre nos deleita alguien con su peculiar visión. Este haijin nos la refiere con hermosos adjetivos y una dura y tenue escena. -- Félix Alejos



Tierra preñada
del desierto, argumento
contra la nada.



La vía láctea
pronto será rocío
de la mañana.

- La luz de las estrellas se viste de rocío. Los elementos luminosos del cosmos son música de la mañana. -- Katzu



Nunca habrá biombos
capaces de ocultar
aquellos hongos.



El pulpo aquél,
tentáculos sangrientos,
hoy es coctel.



El caracol
arrastra su existencia
y su mansión.





José Martel Moreno
(Las Palmas de Gran Canaria, España)




Lejos de ti,
cuánto tiempo perdido,
lejos de ti.



En el estío
se marcharon las aguas
y quedó el cauce.



Un pajarillo
que perdió a su bandada
vuela sin rumbo.

- Existen haikus bellos por la capacidad de captar el detalle. Pero este me parece bueno por su capacidad de captar el instante preciso: ese en el que la naturaleza cambia de ritmo. -- Tsukiyo
- Ternura, poesía y naturaleza. -- Mª del Carmen Guzmán



El sol se ha puesto
y las campanas tocan
lánguidamente.



Hay algo escrito
en la pequeña concha
del caracol.

- Da bien la sensación de contemplación, que es inherente al hombre, y lo lleva hacia el asombro... Hasta la pequeña concha puede revelar un misterio si estamos despiertos para descifrarlo: los signos de los tiempos, algo universal en lo particular. -- María Santamarina
- ¿Qué es lo que está escrito en la "pequeña" concha? ¿Cómo llegó ahí la "pequeña" concha? ¿Por qué en una "pequeña" concha?... toda una "gran" historia que el poeta nos deja abierta, y que no por ser "pequeña", no merece ser contada. ¡Gracias, José! -- Israel López Balan
- Evoca recuerdos de infancia y de un mundo imaginado en las olas y los acantilados. -- Guillermo Fontes



Silbaba el viento
y sobre un matorral
miraba un búho.





Josep Antón Gutiérrez
(Barcelona, España)




¡Uno, dos y tres!
La quietud del estanque
rompe la piedra.



Aún sin fuerzas
a ver morir la tarde
asciendo al monte.

- El rotundo deseo de contemplar la naturaleza y disfrutar de su belleza está por encima de la debilidad del cuerpo. El hombre busca en la naturaleza su propia plenitud. -- Palmira



Contra la nada
golpean las agujas.
¡Pasa el tiempo!



Pasa la joven.
Lasciva la mirada
del hombre viejo.



En el jardín zen,
sobre profundos surcos,
piedras anclas.



Sobre las hojas
que la tormenta tira,
salta la luna.





Jota Azimut
(Cádiz, España)




El andén vacío
aún tiene dulces besos
por si llegaras.



Ahí el estanque,
como un espejo roto
de vidriosos ojos.



Gritan los mares,
gritan y gritan, gritan
sobre las rocas.

- Todo el grito de los mares condensado en sólo tres líneas. ¡¡Espectacular!! Se oye y se "ve" el bramido. Un abrazo para J. -- María Cristina Parada



Gorgojos recios
degluten los cereales
dejan el hambre.



Tapa las bocas,
de las ramas, del viento,
que no me duelan.



Languidece el mar
el alto acantilado
por fin descansa.





Juan Carlos Avuirre
(Santiago, Chile)




Inevitable
ahora amanece
en el camino.

- Intuyo que por cada haiku escrito en forma tradicional (5-7-5) debe existir un haiku escondido que exprese su esencia con sólo dos versos. Pues aquí me he encontrado con lo opuesto. Creo que este haiku muy bien podría ser la versión tradicional de aquel que nos legó el maestro Santooka: "Esto no tiene remedio. / Yo estoy andando". ¡Gracias, Juan Carlos! -- Israel López Balan



Risas de fiesta
detrás de la muralla
de mi jardín.



Acercándome
los Andes avanzan
irreversibles.



Buscan los frutos
nómades de la ciudad
en la basura.

- Un haiku muy urbano. De esos que nos sorprenden en el momento más inesperado y, por ende, muchas veces pasa ignorado. A no ser por la mirada del poeta. -- Tsukiyo





Juan E. Ríos Vera
(Cádiz, España)




Árbol del té
que perfumas la noche
con tu raíz.



Huele a magnolias
el sendero que va
hacia la noche.

- Trae los recuerdos de los perfumes de la noche, al tiempo que indica lo misterioso de ella. -- Maramín
- Es muy bonito, me encanta, no podría añadir nada más. -- Eva Comas



Tan chico pero
me huele el almoraduj
a maravilla.



Cae la noche
sobre el campo nevado,
marfil y ébano.



Ruge el torrente
desfiladero abajo,
líquido tigre.



Trémula carne,
eclipsa la pantera
la luz del árbol.





Juan Manuel Querejeta
(Madrid, España)




El banco roto,
en un rincón del parque
sigue vacío.

- Una bella imagen con sabor a wabi-sabi. No tardará quien llegue a ocupar el banco. Aunque ya lo ha hecho el poeta con su mirada. -- Tsukiyo
- Originalidad en su enfoque urbano y social. -- Mª del Carmen Guzmán



Veo cómo vuelan
gaviotas sobre el mar,
demasiado alto.



La rosa negra
brilla en la oscuridad,
sol en la noche.



Pasan las nubes,
y la nueva luz ahuyenta
todas las sombras.





Juan Tancredi
(Buenos Aires, Argentina)




El viento agita
las ramas de mi tilo
danzan las flores



Canta el zorzal
inexorablemente
cae la tarde



Entre el follaje
brilla el cielo azul
sin una nube



El sol, eterno
ahora, para siempre
besa mi rostro



Las verdes hojas
hoy son flores azules
del jacarandá

- La naturaleza y su incansable cambio. -- Melusina





Katzu
(Lima, Perú)




Nido de aves
la mañana recoge
pensamientos



Agua estancada
los pétalos del jazmín
hoy son tu sombra



Viento agitado
mudándose de rama
la flor del cerezo

- Son muchos los haiku que abordan el tema de las flores del cerezo y el viento. Este, a partir de tener una noción más depurada del tiempo-espacio (movimiento), es un haiku con el detalle de que la flor que se ha desprendido no cae al suelo, sino que sigue siendo parte del árbol. Vida y muerte de la mano. ¡Gracias, Katzu! -- Israel López Balan



Gota a gota
nuevamente el viejo sol
sobre el estanque

- Es notable la comparación interna entre un elemento permanente e inmenso como el sol y uno fresco y minúsculo como las gotas, siendo acaso el estanque un conector ideal, pues nos recuerda, como el haiku en su totalidad, al celebérrimo "furu-ike ya..." de Bashoo. -- Alfonso Muñoz



En el ocaso
solo el ropaje blanco
de la noche



Lentamente
la noche se acodera
entre las barcas

- Me transportó lejos este haiku, a un remanso de paz y serenidad. Una pequeña joya. -- Kiko Frechoso





Kiko Frechoso
(Cádiz, España)




La ola del mar
se interna en la ciudad
Come el tiburón



En el piso diez
crecen las malas hierbas
junto al barro



En el ascensor
descienden las personas
a los insectos



El lápiz pinta
de verde y amarillo
las hojas del árbol





Konstantin Dimitrov
(Sofia, Bulgaria)




¡Ay, quedaos -
gotas de rocío
en la verde espiga!



ya sin hilo
sigue ascendiendo
la cometa

- Me gusta mucho la imagen, siempre en el momento. La esencia de la no-mente, del aquí y ahora, de la meditación en el sentido de oriente. -- Alberto Panizo



otoño...
a lejía olían
tus manos, mamá

- Maravilloso haiku éste, que nos transporta a todos a una niñez olvidada o no. -- Regi García
- Es en otoño cuando uno nota, o añora más que nunca, el cuerpo y esos olores naturales de una madre. -- Eva Comas
- La melancolía que transpira me llegó muy hondo. -- Guillermo Fontes
- El recuerdo súbito de algo insultantemente ordinario como el olor a lejía se convierte en pura melancolía otoñal. La madre ya no está (verbo en pasado) pero el autor no deja de utilizar la segunda persona para conversar con ella. Muy conmovedor. -- Nanook



nevada...
¡ahora os comprendo,
cigarras!



escampó
toda en gotas
la ventana

- Me encantó la naturalidad de este haiku; más preocupado por su contenido que por quererse acoplar a un patrón que le queda demasiado grande. La imagen: bellísima. -- Tsukiyo



tan cercanas,
pero tan lejanas
¡las cumbres!

- La cercanía y la lejanía son conceptos relativos, dependen totalmente de la percepción y de la actitud del observador. Un objetivo que parece fácil se puede convertir en harto complicado. -- Grego
- Así es la vida, todo es relativo. ¡Hermoso haiku! -- Alberto Panizo





Lo Joriai
(Zaragoza, España)




Está helando;
se atreve a cantar
un petirrojo.



¡Tantas noches,
y tumbadas brillando
aún las calabazas!



Cae la nieve
sobre el AÑO1646.
¡No sabía que existía!

(en referencia a un monumento conmemorativo de piedra tallada)



La luz de esta tarde,
me hace preguntarme
dónde está mi amor.



Pasan las grullas.
Sentada en la hierba
las oigo alegrarse.



El agua transparente.
Desearía así mi vida
sobre todo.





Luelir
(Navarra, España)



Serie dedicada al Camino de Santiago: ruta milenaria de peregrinos, comerciantes, cultura y arte que desde el centro de Europa confluye en Santiago de Compostela, en Galicia. En España, el Camino comienza en Roncesvalles, pequeña villa de Navarra, hospital y albergue de peregrinos desde el siglo XII. Hoy, esta ruta de interrelación cultural mantiene toda su pujanza.



Montes de nieve,
pasos de peregrino
por Roncesvalles



La niebla esconde
la belleza del bosque.
Temblor de miedo.

- Musicalidad y descripción del misterio que acompaña al Camino de Santiago. -- Mª del Carmen Guzmán



Hayas y robles,
el caminante busca
rutas del mapa.



Detrás del monte
silencio en los trigales.
Oigo mis pasos.



Aquí y allá
ermitas de Templarios,
sudor y polvo.



Por mil caminos
mochila y caminantes...
¡Por fin, Santiago!

- Fin de una etapa. Al fondo la Catedral y un buen lugar donde descansar los pies polvorientos. Me recordó mi camino pasado. -- Francisco Lendoiro





Macarena Carnerero Iglesias
(Sevilla, España)




Ambiente frío
las palabras heladas
en ese instante.



En la soledad
espejos transparentes
parecen los charcos.



Día frío
agua en los charcos
lluvía de plata.



El sol brillando
dulce aroma de lirios
la primavera.



En el verano
jazmines florecidos
embriagan al sol.





Maramín
(Valencia, España)




Justo en el hueco
dejado por un clavo
una arañita.



La luz se enciende,
por el desagüe huye
la cucaracha.

- La cucaracha reina de la noche es la nada con la luz. Oscuridad, luz y mutis. ¡Qué bella estampa! -- Luelir



Entre los juncos
apenas una sombra,
varias burbujas.

- Aquí se dice la nada. Nos quedamos con la cara, entre embobada y decepcionada, del niño que ha oído un ruido entre los juncos, que ha visto algo relampagueante, que va, con el corazón apresurado, a descubrir qué es... y que se encuentra sólo con unas burbujas. -- Frutos Soriano
- Tierra, agua, aire, luz, sombra... interpenetrándose. Pero es que, además, el sujeto de toda la acción sólo está sugerido. Quizá porque, en el fondo, sólo puede ser eso: interacciones de otras cosas. -- Raijo
- Elijo este haiku por su sencillez y reflejo del momento. Al igual que los otros poemas que he elegido, me gusta "ver" lo que leo. Muy bien logrado, Maramín. -- María Cristina Parada



Flores silvestres
disfrazan al otoño
de primavera.



Tal vez un ave
anide en este árbol
cuando sea grande.



Nidos vacíos
en las ramas desnudas
hiberna el árbol.





María del Carmen Guzmán
(Málaga, España)




Las buganvillas,
jinetes en las tapias
como los niños.



Con ese aroma
la primavera pasa,
flor del naranjo.



Hermosas flores,
destellos luminosos,
fugaz belleza.

- Me gusta porque marca el tiempo de la temporada estacional. Ese breve y largo espacio de tiempo con el que se alegra la vista después de un blanco y triste invierno. -- Francisco Lendoiro



Adelfa blanca.
Su pureza es fingida.
Pasa de largo.



El jazminero
con su nieve olorosa
cubre el verano.



Flor del espino,
nadie sabe el misterio
de tu belleza.


(haikus pertenecientes a un poemario titulado Jardín de Haikus)





María Cristina Parada
(Buenos Aires, Argentina)




Gritó el hombre
y en trémulo orgasmo
gritó la mujer.



¿Volverá el mar?
Deseo postergado
otra vez ola.



Silvestres tallos
flamean con sus hojas
la rebeldía.



Gota a gota cae
la lluvia encarcelada
sobre la acera.



Punta hacia arriba,
enjuagando la espuma
baila la mosca.



Cuando el sapo
sale al amanecer
solo sapo es.





María F. Moreira Frutos
(Navarra, España)




Cantos rodados
heridas en los pies
juegos de manos.



Agua marina
oleaje fiero
pescador sin fe.



La hoja mece
el brillo del rocío
por la mañana.



Crece el vaho
invierno en la calle
calor a tu lado.



El sol trazaba
la cansina línea
de la siega.



La gaviota
toca crestas de olas
a vuelo raso.





María Santamarina
(Buenos Aires, Argentina)




Agua de pozo:
el niño baja el balde
sube una estrella.

- Muy tierno. -- Jayer



Ondeante verde
en el estanque: ranas
¡quietud del loto!



La mariposa:
¿Las pupilas del niño
sobre sus alas?



La garza estática
aquieta la laguna:
titilar blanco.



Calor de estío:
surco verde ambulante
labor de hormigas.

- Panteísmo, ojo crítico, alma de bióloga, buena entomóloga. Destreza en haikus 1 y 4. -- Okapi



Junto a la orilla
los pies y la marea
¿quién se distancia?





Marsiana
(Valencia, España)




Una ramita
y dos hojas
hacen una mariposa



Contemplo la rama
asiste una hormiga
al curso de ikebana

(ikebana: arte tradicional japonés del arreglo floral)





Marta Alicia Pereyra
(Córdoba, Argentina)




Calor de enero...
mosquitos... cascarudos...
¡Llegan los bichos!

- El instante dicho con suprema sencillez. Nada más hace falta para escribir un gran jaiku. Sólo atención para captar lo que está pasando, la atención de un ser plenamente presente. Los puntos suspensivos añaden la lentitud y sopor de la estación. -- Frutos Soriano



El sol de bronce
se derrite en su fuego
por el camino.



Mis poros lloran
gotitas de sudor.
¡Uf! ¡Qué calor!



Coristas verdes,
las cigarras del árbol...
¡Cómo ensordecen!

- Desparpajo, desfachatez, talento. Lo cotidiano con su anclaje lírico. Lindísimos también los números 1 y 6. Este tercer haiku, pese al pleonasmo, logra su fin. -- Okapi



Siesta... calor...
un palomo arrullando
en el silencio.



Río serrano
de aguas frescas y oscuras,
vas serpenteando.





Mavi
(Murcia, España)




Aún es de noche
un cerdo está chillando
su sanmartín



Cuaja el frío
regajos de agua sucia
en la acequia

- ¡Harto difícil describir los inicios o finales de una estación! Este haiku lo logra en el caso del invierno. El frío es patente puesto que el agua se congela ("cuaja el frío"); pero aún/ya no es el frío del invierno pues corre el agua sucia que solo se congela en pleno invierno. Quizá estos regajos corran bajo el hielo... imagen muy bella si son debidos a los rayos del sol tibio de la mañana.... Dentro de la frialdad, la calidez de este haiku con un tenue aroma wabi. -- Setsufu



Coger naranjas
las mangas absorbiendo
rocío helado

- Sensorialísimo. -- Jayer



Bajo el armario
la patata menguada
llena de hijuelos

- La vida se desarrolla al margen de la voluntad del hombre. Atenta la mirada que se detiene en una patata olvidada bajo las patas de un armario, ajena a todos y sin embargo rebosante de vida. Excelente haiku en cuanto a composición, métrica y capacidad de hacer resonar lo sagrado en sus versos. -- Barbarroja
- Quedó olvidada. La naturaleza hizo su trabajo. Nacer y menguar, ¡todo un éxito bajo el armario! -- Luelir



Noche inmensa
incluso las estrellas
se han perdido

- Mucha soledad en este haiku. Hermoso. -- Cris Ciri



Ramas de higuera
en cada punta un brote
rayando el día





Mayamama
(Barcelona, España)




Ya no quedan
flores en el almendro.
Frío otoño.





Melusina
(Barcelona, España)




Con el ocaso,
una flor del cerezo
cambia de rama.



De madrugada,
suena una puerta
a la distancia.

- Es un haiku breve e intenso. Todos estamos desnudos ante la eternidad... -- Konstantin Dimitrov



Entre sus ramas,
la hoja de un nogal
no es de nogal.

- Así de simple, así de honesto... ningún gesto por demostrarnos algo más allá de lo captado. Y en eso radica su riqueza, "algo" está donde no se espera: sorpresa. Es un haiku lleno de vida y espontaneidad, auxiliado por el recurso de la aliteración, muy bien utilizado (no-nogal). ¡Gracias, Melusina! -- Israel López Balan





Miguel Ángel
(Madrid, España)




Otra rana salta
en la charca ¡Sorpresa!
También hizo blanco



En la ciudad
una grúa tras la tormenta
suena como un antiguo rabel



Inmóvil en la ducha,
los codos goteando,
escucho llover afuera



Cielo amarillo.
Vuelvo a tener cinco años.
Cielo amarillo.





Miguel Ibáñez
(Sevilla, España)




recién caídas
las hojas de los álamos
sobre mis pasos



tanto silencio
por la calle del aire
sin golondrinas

- Me gusta muchísimo esa ausencia de golondrinas, vencejos quizás, en el callejón; blanco el cielo, blancas las paredes, silencio y blanco. -- Eva Comas



siesta de niños
sandías y melones
bajo los catres

- Además de su inconfundible sabor local, es un haiku de lo sagrado. Frescor, silencio y penumbra nos ponen en el umbral de lo santo. Como en un templo, cualquier acto se reviste de su valor simbólico: unos niños duermen y su sueño es un estado de entrega absoluta. "Como un santo", "como un bendito", "como un niño", son expresiones que todos hemos dicho al despertar. -- Mavi



envuelta en humo
la voz del castañero
qué sol tan débil

- Hermosa estampa invernal en la que todos los elementos parecen jugar a interconectarse sutilmente (el humo velando la luz del sol o la voz débil a través del humo, el cual envuelve a la voz y no al castañero). Más allá de lo nombrado, también lo sugerido: el frío, los vahos, el olor de las castañas asadas. -- Nanook



por el camino
cubierto de hojarasca
madre e hijo



lluvia de otoño
en la cama la huella
de un cuerpo solo





Montemayor
(Nuevo León, México)




otoñal viento
persecución ridícula
tras mi sombrero

- De acá tan lejos, me reí mucho con este haiku. -- Jayer



transpirar frío
cuando su falda roza
contornos míos



cuenco de manos
como un nido vacante
en tu regazo



vasto fulgor
de dos dragones rojos
labios de geisha



lleva el cocuyo
trayectoria ambiciosa:
la Vía Láctea





Nabel
(Vizcaya, España)




¿Y por dónde andar?
Primeras margaritas
no las quiero pisar



Diminuta flor
te has hecho protagonista
de mi visión



Un valle de niebla
a mi izquierda oculta
¿qué secretos?



Corre la ría
hacia el mar con rapidez
baja la marea



El afilador
despierta mi infancia
con su canción



Me ha regalado una flor
un pequeño de dos años
me regaló ternura





Nanook
(Sevilla, España)




con el otoño
sube el olor del barro
a las encinas



un aguacero
¡huyeron a cubierto
los dos gorriones!

- Lo veo con mucha vivacidad y dinamismo, describe muy bien la escena. Mucha naturalidad. -- Grego



alba; se funde
la nieve del abeto
sobre la nieve



doce de marzo
última nieve sucia
detrás del seto

- También hoy, el haijin se despierta y mira el mundo. En la calle, la profanación de la nieve que ninguna otra nieve (en)cubrirá. -- Mavi



erial al alba
el graznido que un cuervo
lanza en la niebla

- Es lo que llamo haiku vacío, es decir, ausencia de intencionalidad por parte del poeta, algo difícil de conseguir en el haiku. Tiene una estructura volátil, difícil de aprehender para la conciencia. Ni la emoción ni la racionalidad están presentes. Solo un graznido "interior" emitido al vacío, captado por un oído atento. -- Barbarroja
- Sutileza en la yuxtaposición de imágenes. Paisaje construido con desolada sonoridad. -- Jorge B. Rodríguez Quintana



la viejecita
abriendo el portalón
frescor de junio





Nélida González
(Mayagüez, Puerto Rico)




El sol se pone,
mientras en lontananza
la tarde muere.

- Otro espacio de tiempo que se muere a la espera de un tranquilo anochecer. -- Francisco Lendoiro



Nubes silentes
se vistieron de sol
frente a la tarde.



Olas plateadas
en la espuma de mar
sobre la orilla.



Un ángel triste
se reflejó en los ojos.
Lágrima sola.



Los dos amantes
mirándose al espejo
de luz se nutren.



Lazo de espuma
entre mieles y sombras
nace un amor.





Nuria Domínguez Martos
(Sevilla, España)




Arena húmeda,
en el patio olvidada,
huellas de niños.

- Me gusta, este haiku me recuerda la infancia perdida por el paso del tiempo. -- Yio Yio
- El valor del silencio como ingrediente poético. Y la conmovedora inocencia de lo que alguna vez fuimos... y que todavía resuena en nosotros. -- Tsukiyo



Tres strelitzias
carentes de libertad
miran al cielo.



Jóvenes rosas
tímidamente acarician
un nuevo día.



Ojos abiertos
contemplan desnudos
el rayo de sol.



Blanca paloma
posándose en la fuente
sacia su sed.





Okapi
(Mendoza, Argentina)




Ha germinado
la semilla del árbol
que no veremos...

- Medida y ritmo correctos, dulzura y profundidad. -- Mª del Carmen Guzmán



Chañar en flor.
De la boca de un pozo
sale un matuasto.

- Como si el autor hubiese necesitado del feo lagarto irrumpiendo en la escena desde el pozo para hablar de la hermosura de un arbusto en flor, el cual, a la postre, queda relegado al primer verso, cediendo la sorpresa y el protagonismo del haiku al modesto visitante. -- Nanook



Por si las moscas
-dijo la araña altiva-
y tejió tela...



Bajo una higuera:
el sol brilla a lo lejos...
Acá, es la sombra.



Un sapo muerto
en el estanque azul...
Llegan las moscas.



Sol entre nubes.
En la tarde tranquila
brilla el ocaso.





Pablo Lobón Lobato
(Madrid, España)




Bajo tormentas,
en ecos de silencio,
late un corazón



Playa desnuda:
cabalga olas de fuego
flor crepuscular



Nubes de fuego
besan lejanas dunas
al atardecer



El agua corre
por caminos de plata
que van al cielo



Vuelan estrellas
en noche solitaria:
ventana abierta



El viento silba
entre la hierba cansada
del atardecer





Palmira
(Valencia, España)




Espío el patio
alegre del colegio
sin encontrarme.



Solar en obras.
Con inocencia crece
un arbolillo.

- Es el conflicto entre el artificio humano y la voluntad de la naturaleza. Vive el arbolillo ajeno al propósito del hombre, en un medio amenazador y asfixiante, y a pesar de todo su expresión de vida lo hace bello en este inhóspito paraje de cemento y hierro. Haiku muy equilibrado en cuanto a métrica y estructura. -- Barbarroja
- Hay mirada inocente en este jaiku. -- Melusina



Tan quieto está,
tan sereno el jardín,
que no lo cruzo.

- Recuerda a aquel de Chiyo de la flor en el cubo, pero aquí el deseo de no perturbar a la naturaleza se sublima llegando a su extremo, falseando la presencia del yo en el poema y en el jardín. -- Félix Alcántara Llarenas
- Me parece que cumple con todos los requisitos del haiku, lo veo, lo siento y me estremece. -- Cris Ciri
- Palmira confirma su calidad y sensibilidad con el haiku. Muy logrados los nº 2 y 6. En este tercer haiku nos muestra el maravilloso equilibrio inestable de la naturaleza y cómo un pie o una mano -de pronto- pueden quebrarlo para siempre. -- Okapi
- Este haiku nos pone al borde de la especulación psicologista (¿es por miedo?; ¿es por respeto?). Pero tiene la gracia de dejarnos ahí sin empujarnos, disolviendo así al yo -tan ruidoso siempre- en el misterio del entorno. -- Raijo



Sin detenerme
he visto arder el sol
en el hibisco.



También el niño,
mirando la paloma,
quiere volar.



Antes dejabas
dos rosas al marcharte.
Ahora, colillas.

- Me encantó desde el primer momento en que lo leí. Para mí refleja cómo el paso del tiempo nos puede ir cambiando, puede hacer que se olviden los detalles, tan importantes en una relación de pareja. -- Grego
- Antes... ahora... ¡Cuánto había antes, cuan poco ahora! ¿Volverá el antes? Bella oposición, rosas y colillas. -- Luelir





Patricia Helena Fierro
(Santander, Colombia)




Manzana roja
gusanos comen de ti
¿no te molesta?



Esta luna aquí
es la misma cómplice
que disfrutas tú.



Tus labios queman
la rosa de mi vientre
muero perpleja.



Gris centinela
el otoño precede
la primavera.



Huellas de amores
guarda el árbol cansado
en su eterna piel.



Cambia la oruga
a mariposa cuando
anhela vuelo.





Playa de la Media Luna
(Sevilla, España)




Vienen flotando,
hacia mis manos tuyas
adelfas rojas.



Espigas de luna
y el ventanal marino,
sobre la almohada.



Un batir de alas.
Mariposas de seda,
que el tiempo vuelva.



Ruidosa te quiero,
como baja el arroyo,
de espuma alegre.



La flor de acacia
rozando la azotea,
dulce perfume.



La rana duerme
sin sufrir las espinas
sobre la zarza.





Rafael Abreu Mejía
(Santo Domingo, Rep. Dominicana)




"Petición al Astro Rey"

¡Cállate, sol!
Tu risa va a despertar
a la mañana.



"La noche"

Ese monstruo
que se alimenta
de crepúsculos.



"Ilusión óptica"

¡Cálmate, luna!
Es inútil perseguir
las veloces nubes.



"Luciérnaga"

Un punto de luz
zigzaguea el vuelo.
Pinta la noche.



"Cielo estrellado"

La noche me mira
con millones de ojos
acusadores.



"Proeza"

Chirrían los grillos;
intentan despertar
a la noche.





Rafael García Bidó
(Santo Domingo, Rep. Dominicana)




La ventana hoy
llena de cielo azul.
Es el verano.



Mariposas
cuando dije su nombre
fue lo que ví.



Llueve en el bosque
y en todas direcciones
voces del agua.



Todos dormidos
en la noche y la niebla
menos el fuego.



Dos largas huellas
son el camino.
Sólo una, el sendero.



Esta mañana
un olor a jazmín,
un cielo claro.





Raijo
(Murcia, España)




Fresco rocío,
caído de la noche...
y transparente.



Pozo artesiano
a resguardo entre flores
de temporada.

- La boca del pozo está bellamente resguardada, pero, ay, por flores de temporada. Ese tercer verso introduce la fugacidad del mundo, la impermanencia de la belleza que, por lo tanto, tiene más valor. -- Rafael García Bidó



Trozo de cántaro:
aún guardan un hueco
sus viejos dibujos.



Erguido al frío,
para aferrar la azada
escupe en sus manos.

- El frío a punto de tornarse calor. Evocación de la vida del labrador, del contacto hombre-tierra a través de un gesto aprendido que entronca con un pasado remoto. Un simple gesto convertido en puro ritual. Haiku lleno de vigor. -- Palmira



Ah, las campanas
se penetran los silencios
de sus ritmos.



Tendida al raso,
pasa la telaraña
en la bardomera.

(bardomera: broza que traen en las avenidas los ríos y acequias)





Raúl A.
(Madrid, España)




Camino solo
pero en realidad
no lo estoy



Miro el papel
intentando encontrar
algo hermoso



En mi ventana
hilos de seda teje
una araña





Raúl Ceruti
(Buenos Aires, Argentina)




secos rastrojos
el grillo del invierno
los atesora



cruje la boca
los labios con estrías
tiemblan de enebro



la voz preciosa
del cántaro durmiente
llama a tu sueño



la hierba canta
bajo los pies desnudos
huella despierta



sobre tus labios
el agua que tomaste
dejó palabras



las manos cuencas
los húmedos cabellos
beben de lluvia





Regi García
(Vizcaya, España)




Tierra mojada
ahora mismo soy un niño
entre tus brazos



Puesta de sol
infinita travesía
al infinito



Días de festejo
el vino en la bodega
teme su fin



Mil pájaros
componen con sus trinos
este silencio



Dos mariposas
tintinean juntas la flor
mis padres...



Caminamos juntos
cerezo en flor y ella
roza mi mano





Ricardo Fernández Moyano
(Zaragoza, España)




La luna llena
refleja en el estanque
sus añoranzas.



La lechuza,
con ojos de nieve,
mira a la luna.



El cisne nada
entre los patos. Luna
emocionada.



En el estanque
la seriedad del agua
se alegra en ondas.



Sobre la rosa,
una gota de rocío
se desliza.



El ocaso
llama a las flores
por su nombre.





Ricardo G. Luna Ruiz
(Jalisco, México)




Mudez de noche
Luna sobre mi casa
Y en mí la paz



Es mediodía
Hablan las golondrinas
Callo y oigo



Yo veo el sol
Nacer entre la gente
Miro tu rostro



Ella me ignora
Un tango compondría
Carlos Gardel



"Pituca"

Te extraño
Tus sonoros ladridos
No suenan más



Suave el ocaso
Véspero al poniente
En Guadalajara





Rinoa
(Sevilla, España)




Tras la reja
testigo de la lluvia
el limonero.



Aquel huerto
de la alegría juvenil
testigo mudo.



Bosque metálico
las gotas invernales
mojan sus ramas



El sol cálido
a la sombra persigue,
es primavera.



Tierra dormida
ansiosa revolotea
la golondrina



Solo el banco
esperando ocupante,
mañana invernal





Rocío Rodríguez Casado
(Sevilla, España)




La golondrina
busca el sol cálido,
es primavera.



Amaneciendo
a través del ventanal
el sol despierta.



Día nublado,
escarcha en los charcos,
frío invernal.



Las hojas cálidas
anuncian la primavera
del limonero.



Al nacer el sol
surge el arco iris,
mariposa de luz.



Día primaveral,
el sol calienta las hojas
del rojo rosal.




Salvador Barrau Viñas
(Barcelona, España)




Tempestad del mar;
las jóvenes esposas
sufren el alba.



Los ruiseñores
hablan con la música.
Cantos de vida.



Sones alegres
música de la vida.
Sin nostalgia.



El aire frío
conserva las nieves;
Y la muerte.



Las golondrinas
con su frac planeando;
llegan al nido.



La niña llora,
la madre consuela;
ríe la niña.





Santiago Elso Torralba
(Navarra, España)




Ya siempre, Chiyo,
si vuela una libélula,
¡detrás un niño!

(Chiyo: poeta japonesa de haiku (1703-1775))



Se enredan brisa
y olas en la cortina.
Luego en mis sábanas.

- Este haiku se enredó en mi recuerdo. -- Kiko Frechoso



De noche, voces,
botellas. En el techo
sombras chinescas.



A cuchilladas,
puerta y voz, me despiertas.
Billetes, chillas.



Con el del quinto
qué frío; qué calor
con la del sexto.



Tantas desgracias,
Issa, que en tu cabeza
¡oh, qué de canas!

(Issa: poeta japonés de haiku (1763-1827))





Santiago Larreta
(Navarra, España)




¡qué escandalosa
tras el azucarillo
la cucharilla!

- Es indispensable tomarse la vida con sentido del humor, del que hace gala este haiku. -- Kiko Frechoso



estiro los pies
libres sin zapatillas
todos se han ido



Abro la puerta
sacudiendo el paraguas
¿llueve? -preguntas

- Todo se ve como en un cortometraje de tres segundos, todos hemos pasado por esta experiencia, todos tenemos una parte de nuestra vida contenida en este momento. Solo faltaba alguien que se diera cuenta de ello. -- Félix Alcántara Llarenas
- Este es un haiku en el que lo primero que llama la atención es una fina ironía. Pero, además, ha captado "lo que sucede" con una sencillez y equilibrio difíciles de lograr. Haiku de los más complicados de ver y escribir debido a "lo habitual" del hecho (percibimos mejor lo que se sale de lo habitual). Muestra claramente que los humanos, sumergidos en nuestros mundos-pensamiento, para ver "lo que sucede" a cada momento tenemos que preguntar ¡hasta por lo evidente! ¿Un haiku?... ¿O quizás un senryû? -- Setsufu



toda la nieve
que cae sobre el rio
no la ve nadie



Muevo la rama
despues de la tormenta
llueve para mí



Sólo está el aire
donde tú te encontrabas
ya solo hay aire





Sara Jiménez Murillo
(Sevilla, España)




Se inquieta el charco
por la lluvia turbado;
tarde de invierno.



Asoma, tímida,
la naciente primavera
buscando el sol.



El sol reluce
en las hojas del árbol;
está amaneciendo.



Tímida rosa
despierta a la mañana
en primavera.



Ante el camino
se dilatan las sombras,
cae la tarde.



Y se abre paso
en la tierra húmeda,
tímida, la flor.





Segalén
(Valencia, España)




atardeceres
estrías en el valle
los días solo



leve llovizna
dos ratas de paseo
sin mucha prisa



croan las ranas
a las blancas estrellas
o a las campanas



gira el camino
brillo verde sin fondo
flores de espino



bosques de antenas
en donde los pájaros
cantan sus penas



paloma herida
y el viejo mendigo
la mira y mira





Servando Aranguren
(Tlaxcala, México)




lánguido oleaje
tiende sobre la arena
su blanco encaje



final del día
se apagan las ventanas
una a una



un solecito
de trinos amarillos
en jaula de oro



nido vacío
plumas desordenadas
primer día de vuelo





Setsufu
(Madrid, España)




la luna impregna
con su luz el relente
de las montañas



noche de invierno
alguien llama a la puerta
se enciende una luz

- ¡Es tan evocador este haiku!, sientes la sensación de acogida, la puerta que se abre, la luz que se enciende, la única respuesta que uno espera al llamar una noche de invierno. -- Eva Comas



entre los dedos
las gotas de las hierbas
se van quedando

- Un haiku con temperatura y buen olor. -- Melusina



también lo toman
en el río las truchas
sol de verano



por todo el sauce
los reflejos del agua
suben y bajan

- Contemplación. ¡Hay tantas maravillas en las cosas que nos rodean! Una de ellas es esta: los reflejos del agua moviéndose por el sauce. Imagen suficiente para la plenitud del autor que la vivió, del lector que es capaz de revivirla. -- Frutos Soriano
- La mirada atraviesa -rompiéndolo- el estereotipo de una escena bucólica: el sauce sobre el río. El mundo fenoménico, reflejos de reflejos sin final, es dicho aquí sin prejuicios: el río sobre el sauce. Una joya. -- Mavi





Sylvia Simonet
(Salto, Uruguay)




¡Oh, maravilla!
Con los cinco sentidos
aprehenderte...



Es primavera,
florecen las glicinas.
Y tú no estás...



La vieja carta
fiel conserva el mensaje.
También su calor.

- ¡...Una vieja carta! Quién no la ha tenido en sus manos transportándose en el tiempo. Bravo a Sylvia Simonet por este logro. -- María Cristina Parada



Vive en el viejo
el semidiós que fue.
Pero muy dentro.

- También este me gustó de Sylvia Simonet por el respeto que me producen los "viejos" y por cómo ha captado ese "genio" que llevan dentro. Gracias Sylvia por este homenaje a nuestros mayores. -- María Cristina Parada



Tarde serena.
Tan leve y silenciosa
cae la pinocha...!



Sol rojo fuego
frente a luna de plata-
el par perfecto.





Tsukiyo
(Ciudad de México, México)




el otoño dejó
a cambio: estrellas
entre las ramas

- La observación natural del otoño por el haijin se refuerza con la visión de las estrellas como órganos vegetales... o nosotros como órganos universales en nuestros cambios. -- Félix Alejos



lleno el vagón
la flor en su mano
es más amarilla

- Haiku hermoso y colorista. El tercer verso viene a dar sentido a este puzzle de 3 versos. Es la propia naturaleza del hombre lo que contrasta con el hermoso color de una flor. Cuanto más evidente e incuestionable se hace la presencia del género humano, más se acentúa la esencia profunda y la belleza original de los demás seres de la naturaleza. -- Barbarroja
- Alabo el juego de sugerencias que realzan el color amarillo de una flor. ¿De qué está lleno el vagón? ¿Es él o ella quien sostiene la flor? Son elementos secundarios que solo sirven para realzar este amarillo que crece. -- Rafael García Bidó
- Intensidad, brillo, matiz de un color, se ven relativizados por los colores-marco. La originalidad aquí es el movimiento de esos colores circundantes: rostros, ropas, gestos y -pronto- luces y sombras de un vagón en marcha, influyen en la percepción de la flor. -- Mavi



por la ventana
cruzó la lluvia entera
tras los gorriones



suena la lluvia
también cae la tarde
y la hojarasca



tras el incendio
hoy huelen a ceniza
las estrellas



aunque desiertas
las ramas lucen llenas
de invierno





Violeta Palacios Ruiz
(Sevilla, España)




Destellos de luz
alumbran las flores
aún cerradas.



Caen cristales
sobre el verde jardín
lleno de flores.



Cielo furioso
descarga su ira
sobre las flores.



Oscura tarde
llena de soledad
la calle asoma.





Xosé Luis Ferreiro
(Madrid, España)




Haikus de la marea negra en Galicia



Cormorán negro,
arco iris de aceite
para tu entierro.



La roca duerme,
mil percebes de nácar
para la muerte.



Sobre la arena
sangre negra de barcos,
negra es la pena.



Negro horizonte
gaviota reidora
para tu nombre.



La mar se queda,
el hombre se hace playa
la muerte llega.



Un pez ha muerto,
la mar está de luto
el hombre ha vuelto





Yio Yio
(Madrid, España)




sol primaveral
flor en el lago
simple y puro



rostros cruzados
bella música sorda
tan apacible



flor en otoño
siento el cambio en mí
dulce canción



perfume grato
mente en armonía
sobre las hojas





Yoshiki
(Ciudad de México, México)




Caen las hojas
bailando con el aire
fría mañana



La brisa pasa
tu pelo juguetea
es el verano



Gotas de cristal
que fluyen de mi rostro
caen al compás





Yuriko Takano
(Lima, Perú)




bajo la luna
en mi tazón sólo quedan
las manchas de té

- La tansparencia de la luna penetra el recipiente, dejando sutiles huellas bajo la lucidez de las sombras. -- Katzu



quieta serpiente:
¿será que extrañará
su vieja piel?



frente a aquel nido
árbol y leñador
estremecidos

- Emotiva observación de la vida, que sorprende a ambos. -- Inés Gallardo
- Es un excelente haiku, solo que yo, siendo atrevido con el autor, corregiría su forma. Diría "frente al nido", y acabaría con la cacofonía. Discúlpeme poeta por mi atrevimiento. Igual su trabajo es excelente. Recibe el cuenco limpio de mi mano tendida. -- Fernando López Rodríguez



mudo colibrí:
no se conquistan flores
con palabras



faroles se extinguen
cansados de alumbrar
calles desiertas



sobre los pinos
no hay lluvia ni rocío
ni luz de luna

- Refleja de manera excelente el sentido de soledad propio de la espiritualidad de muchos haijines tradicionales (contrastando, paradójicamente, con aquel haiku de Ransetsu: "Contra la noche / la luna azules pinos / pinta de luna"). También es destacable que, desde su sobria expresión de registro objetivo, transmita una profunda tristeza. Finalmente cabría mencionar el uso de recursos estilísticos como la rima asonante y la repetición de los sonidos "lu" y "ni", que contribuyen a la musicalidad de este haiku. -- Alfonso Muñoz
- Múltiples esencias se destilan de este maravilloso (myô) haiku. Van desde una apenas tenue ironía hasta una captación de la realidad (ku: vacuidad) pasando por la atmósfera poética: oscuridad de una noche sin luna; noche íntima donde las siluetas negras de los pinos rezuman soledad profunda (sabi); donde lo que no hay (lluvia, rocío, luna...) permite colmarse con la belleza misteriosa de las sombras. ¡Ah! -- Setsufu




Zeta
(Ciudad de México, México)




¡desperté!
lo primero que oí
fue esta lluvia



poco a poco
la noche en la ventana
se vuelve patio

- El autor pinta sutilmente el paso de la oscuridad a la luz, haciendo que el fenómeno cobre vida a través de las palabras. Bella imagen visual. -- Palmira
- ¿Cómo decir amanecer sin decir amanecer? He aquí la respuesta. -- Félix Alcántara Llarenas
- En principio podemos ver cómo la noche (vacuidad) poco a poco (causas-condiciones) deviene patio (forma). Pero el patio no es noche antes; la noche no es patio después. El tiempo ("poco a poco") no es más que el devenir-total de noche-y-patio. La noche, en realidad, es no-noche; el patio, en realidad, es no-patio. Carecen de entidad de por sí. No-dos (porque noche-y-patio es devenir-total); no-uno (porque en la noche no hay patio, ni en el patio hay noche). Aparentemente un haiku. -- Setsufu
- El elemento naturaleza (noche) irrumpe en nuesta intimidad (por la ventana), pero efímeramente, hasta que los ojos se acostumbran a la penumbra y el patio (lo íntimo, lo conocido) es rescatado. -- Rafael García Bidó
- El milagro de la luz y de estar despiertos en ese puente llamado madrugada. El haiku es una fotografía hecha con palabras, la fotografía es un poema creado con luz. Felicitaciones. Un abrazo desde Colombia. -- Fernando López Rodríguez



moscas y rosas
tal vez en otra vida
me las coma...



bajo mis pasos
llevo la noche entera
y amanece



tras la tormenta
hay pedazos de cielo
por todo el suelo

- Se transmite con intensidad la fuerza de un fenómeno natural como la tormenta y la sensación de pequeñez del hombre ante ella. Casi se siente el temblor de los truenos en la piel y el miedo o el desasosiego por el estruendo que causa la tormenta, que rompe el cielo y nos lo acerca... Nos vuelve a donde pertenecemos... -- María Santamarina
- Me encanta la metáfora que utiliza en este haiku. -- Yio Yio



cortando flores
espero el verano
no se atrase