XIII. La noche
Llega como descendiendo desde lo alto. Desenganchándose de las nubes del este cada vez más oscuras.
La Tierra responde con una brisilla fresca y el zumbar prolongado de multitud de insectos. El camino se está borrando. La ciudad, a lo lejos, se va encendiendo poco a poco y al final es un gran resplandor hacia la zona del mar. Pero muy limitado ante la inmensidad de la noche que ya se apodera del cielo y de la tierra.
La noche es acogedora y profunda. El cielo, que fue un techo de nubes y de azul, ahora se ha alejado a los mismos confines de la galaxia. Y por allí brilla Marte y Orión y Las Pléyades y acaso la Luna detrás de los árboles. Y cruzan rápidos murciélagos y en la pared de la casa una gran mariposa se asienta.
Esta es la noche. Ocurre todos los días.
Noche de luna.
Un resplandor tranquilo
entra en la casa.
Rafael García Bidó