VII. Haiku-SMS
Dice Vicente Haya que, mientras esperamos la venida del "haiku de lo sagrado", podemos ocupar el tiempo con otro tipo de haiku quizá menos relevante (sólo "quizá", pues nunca podemos estar demasiado seguros de hasta dónde hemos llegado). Ir haciendo dedos, que diría el pianista.
En el origen del haiku se encuentra un género poético llamado renga, que consistía básicamente en un juego social en el que los participantes iban componiendo un poema a partir de los versos del poeta anterior (algo parecido al juego surrealista denominado "cadáver exquisito").
Últimamente mi amigo Ángel Aguilar (con el que escribí el libro Haikus del parque) ha ideado un juego que consiste en enviarnos haiku por mensajes de móvil (SMS). Normalmente son poemas inspirados en los fenómenos atmosféricos y solemos encadenar uno con otro, de esta guisa:
Yo le envío:
plástico roto
con el viento parece
una bandera
Él responde:
plástico roto
por fin ha conseguido
alzar el vuelo
Continúo:
día de viento
sólo los nidos siguen
en su lugar
Y él aprovecha el kire:
día de viento
los pájaros no encuentran
a sus amigos
Llega un día nublado y nos pilla a ambos paseando, por distintos lugares. Suena el móvil. Es Ángel:
pasan las nubes
y el sol se oculta - pasan
y reaparece
¿Cómo contestar? Miro las nubes, que, efectivamente, tapan y desvelan al sol. ¿Quién las empuja?
pasan las nubes
las empuja esta brisa
de primavera
A veces Ángel (mucho más prolífico que yo) me envía poemas a los que respondo con el silencio. No siempre uno tiene una réplica a la altura. Valgan dos ejemplos, uno veraniego y otro invernal:
qué brisa loca
confundiendo mi cuerpo
con una duna
En el estanque
perdura el hielo. Nadie
detiene el paso
Ir haciendo dedos, ya digo. Afinando el instrumento. Sin pretensiones ("la pretensión ha de dejar paso al vacío", dice Bermejo). Sin necesidad de tener que buscar un día especial, un retiro, un paseo largo, una temporada propicia. Sólo para jugar, como dos niños. Nuestros hijos se dan "toques". Los enamorados se envían frases de amor o poemas. Mi amigo y yo, haiku. Esperad, que vuelve a sonar mi móvil. Es Ángel, desde la playa:
al sol tendidos
es el fragor del mar
sólo un arrullo
Frutos Soriano