II. Manos
Últimamente me ha dado por observar las manos de los pasajeros mientras se agarran de los tubos del transporte público.
Por momentos, las manos se comportan de manera casi independiente del cuerpo que las posee. Digamos que adquieren cierta autonomía instintiva que hace parecer como si estuvieran solas. Y sólo cuando el transporte frena o arranca se reconectan con todo su cuerpo. Antes, las manos generalmente van jugando en los tubos, dan saltitos con los dedos, bailan al ritmo de alguna música de fondo o simplemente se relajan sobre la superficie del tubo.
En general, a través de las manos muchas veces se puede ver el estado consciente o inconsciente en el que viaja la persona en cuestión. Pero las cosas cambian cuando se acerca el momento de soltarse -al querer descender del transporte o cambiar de lugar-, pues se produce el clímax del asunto: Toda la mano se pone en contacto con el cuerpo, se hace una pausa y ¡zum!... El evento se parece mucho a cuando los pájaros alzan el vuelo, o cuando las mariposas salen de su letargo. Y el tubo en ese sentido es muy importante, pues no todas las manos se agarran a él del mismo modo.
vagón casi lleno
manos de pasajeros
chicas y grandes
Israel López Balan