Haiku nº 3. Autor: Utôshi
螢火のはなれし草のたわみけり
hotarubi no
hanareshi kusa no
tawami keri
  Se inclinó la hierba
al separarse de ella
la luz de la luciérnaga
La cortesía debida. La luciérnaga se va y la hierba en la que estaba posada se inclina. Ojigi que marca la educación japonesa. La inclinación significa: "Gracias por haber estado aquí, conmigo". Doy fe de que estuviste... cuando te marchas. Un haiku, por tanto, que celebra el movimiento. "Partir, separarse, marcharse" es lo que hace funcionar el mundo. El movimiento es el misterio insondable de la realidad, la urdimbre última de la vida. La armonía del estar carecería de sentido si no existiera la naturalidad de la partida. Todo se separa continuamente para estar en otra parte.
Pero el poeta no tiene la inocencia de la hierba, y no quiere dejar constancia del gesto de la hierba ante la marcha de la luciérnaga, porque el poeta es incapaz de asumir que una luz que se mueve es sólo un insecto. El haiku no dice "la luciérnaga se separa de la hierba", sino "la luz de la luciérnaga (hotaru-bi)". El poeta sabe que el sujeto de su asombro ha sido la luz: es la luz la que estuvo; es la luz la que se movió; es la luz ante la que se inclinó la hierba.
Vicente Haya