1.- Definiciones de haiku
Haiku es una forma poética de expresión que utiliza predominantemente sustantivos y se centra sobre grupos de palabras que suelen ocupar diecisiete sílabas en total. Con esta forma de expresión y por medio de ella el poeta se apropia la experiencia poética. (1)
Kenneth Yasuda
El haiku es una especie de "satori", o iluminación, por la que penetramos en la vida de las cosas. Captamos el significado inexpresable de alguna cosa o hecho totalmente ordinario y que hasta ahora nos había pasado por completo desapercibido. El haiku es la aprehensión de una cosa por una "realización" de nuestra propia unidad original y esencial con la cosa misma. La palabra "realización" tiene aquí el significado literal de "hacer real" en nosotros mismos. La cosa se percibe a sí misma en nosotros; nosotros la percibimos por simple autoconciencia. La alegría de la (obvia) re-unión de nosotros mismos con las cosas, es así la alegría de ser nosotros mismos. Es con "todas las cosas" porque, como el doctor Suzuki explica en sus obras sobre el Zen, cuando se toma una cosa, todas las cosas se toman con ella. Una flor es la primavera; una hoja que cae contiene la totalidad del otoño, del otoño eterno, intemporal, de cada cosa y de todas las cosas. Haiku es la creación de cosas que ya existen por su propio derecho, pero necesitan del poeta para poder "llegar a la plena estatura del hombre". (2)
Blyth
Tragaluz abierto un instante sobre un pequeño hecho natural, resplandor súbito, sonrisa formada a medias, suspiro interrumpido antes de ser oído. (3)
Chamberlain
Exactitud disfrazada de ensueño; poesía de resplandores y de escalofríos; pequeñas chispas que comunican a los sueños vibraciones infinitas; preciosos abanicos que, en el mismo instante en que se los despliega y se los cierra, hacen pasar ante nuestros ojos el milagro de un gran paisaje... (4)
André Bellesort
En cuanto a la expresión, un haiku (o haikai) es un poema breve de aproximadamente diecisiete sílabas, que suelen estar organizadas en tres versos (5-7-5). El haiku no tiene título ni rima en japonés, su simplicidad es tal que podemos prescindir de signos de puntuación y mayúsculas; de alguna forma, se parece a lo que decimos hablando. En concordancia, en el haiku abundan los sustantivos: Es una forma poética predominantemente nominal, de expresión sencilla y concisa. El término haiku es, sin embargo, relativamente reciente, pues el primero en emplearlo es Shiki en el siglo XIX. (5)
Luis Corrales Vasco



(1) Otsuji, o.c., p.4. Sacado de: El haiku japonés, Fernando Rodríguez-Izquierdo. P. 26 (ver bibliografía)
(2) Haiku, vol. I, pp. VII-VIII. Sacado de El haiku japonés, p. 27 (ver bibliografía)
(3) Citado por Choudchoud en Sages et poètes d’Asie, en el capítulo "Les épigrames lyriques du Japon", p. 128. Sacado de El haiku japonés, p. 28 (ver bibliografía)
(4) Citado por Choudchoud en Sages et poètes d'Asie, en el capítulo "Les épigrames lyriques du Japon", p. 128. Sacado de El haiku japonés, p. 29 (ver bibliografía)
(5) http://www.elrincondelhaiku.org/sec1.php





2.- Definiciones de Minimalismo
Movimiento surgido a principios de la década de 1960 en Estados Unidos como reacción al expresionismo abstracto. En 1965, el teórico y artista Donald Judd publicó un artículo en la revista Specific Objects en el que exponía las razones por las que abandonaba la pintura en favor de la escultura como soporte para expresar sus ideales de absoluta objetividad. Ese mismo año, Richard Wollheim empleaba por vez primera el término "minimal" para referirse a las obras creadas según estos principios desde 1962. Esta tendencia tiene sus orígenes en ciertas obras de Constantin Brancusi, Alexandr Rodchenko y Vladímir Tatlin en las que ya aparecía la idea de repetición como expresión del concepto de infinito.
El artista minimalista sitúa sus referentes creativos en el propio objeto artístico, alejándose de esta manera de toda interferencia con el mundo exterior. A principios de la década de 1960 surgió una generación de artistas radicales que adoptaron la escultura como medio para exponer sus ideas; entre sus principales exponentes estaban el propio Judd, Robert Morris, Carl Andre, Dan Flavin, Sol LeWitt y Richard Serra. Crearon una serie de obras, que definían como estructuras o sistemas, en las que el predominio de las formas geométricas elementales y de los materiales más rudimentarios era absoluto.
(6)
Un tubo fluorescente corriente fijado diagonalmente a la pared, vigas de madera sin labrar o placas metálicas dispuestas en el suelo formando estructuras simples, cajas de metal y plexiglás simplemente alienadas, cubos y otras formas estereométricas básicas de madera contrachapada, aluminio o acero: así es como pueden describirse los trabajos que muchos artistas desarrollaron en Nueva York y Los Ángeles a principios de los años sesenta. La disposición geométrica aleatoria de elementos idénticos es característica del arte minimalista que surgió en Estados Unidos como reacción al expresionismo abstracto y al Pop art. El término "Minimal art" se debe al filósofo del arte Richard Wollheim, quien no sólo pretendía denominar con él la nueva corriente del arte americano sino también un fenómeno general del arte del s. XX: su mínimo contenido artístico. La crítica usó el término para referirse a obras de artistas como Carl Andre, Dan Flavin, Donald Judd, Sol LeWitt y Robert Morris. (7)
Daniel Marzona
Como reacción a la forma expresiva directa e hiperrealista del Pop art, se desarrolla con el Minimal art, a lo largo de los años sesenta, una plástica abstracta que limita su potencial expresivo a unas formas o categorías de formas axiomáticas. (…). Los artistas rompen con el antiguo concepto de la escultura como forma de expresión encerrada en sí misma y comprenden la necesidad de sus objetos formados a partir del espacio que les rodea. Con la designación "Minimal art" se denomina pues una tendencia de abstracción en el arte moderno, que se ocupa de un retorno de la forma a las estructuras primarias, de manera similar a como lo hizo el cubismo a principios de siglo. El artista reduce la forma de la escultura a los determinantes esenciales del volumen, de manera que con el ejemplo de estructuras claras y geométricas se hace fácilmente reconocible aquella relación casual que condiciona la fenomenalidad: cubo, envoltura, enrejado, etc. (8)
K. Thomas



(6) http://usuarios.lycos.es/fundamentodesign/enciclopedia/minimalismo.htm
(7) Daniel Marzona: Arte minimalista, p. 6 (ver bibliografía)
(8) K. Thomas: Hasta hoy. Estilos de las artes plásticas en el siglo XX, p. 213 (ver bibliografía)





3.- Lo minimalista en Japón: el haiku y las artes
La cultura japonesa puede compararse a una ostra que se abre ante los repetidos embates del océano y convierte la arenilla continental en perlas. (9)
Esta bella comparación es debida a la capacidad que desde antiguo el arte japonés tuvo para un eclecticismo especial convertido en genuino. Los japoneses absorbieron la cultura y el arte de Corea, China, de los Mares de Sur e incluso de Europa y América. Pero no se hizo a modo de copia, sino que, asimilando y estudiando, transformaron esas fuentes y las hicieron propias.
Por supuesto, los japoneses gozan de una gran riqueza cultural autóctona. Su filosofía y pensamiento están inspirados en la sutileza, la simplicidad, el patetismo abstracto y en la vulnerabilidad de su cultura propia y en la de toda la humanidad. Así, muestran en su arte y en su poesía emotividad, sentimiento y un constante desapego a la idea de eternidad. Según el pensamiento japonés, lo inesperado, lo efímero y las imperfecciones son la esencia de la belleza. Así como en China hacían porcelanas con planteamientos perfectos donde primaba el horror vacui y las formas complicadas, los coreanos y los japoneses preferían vasijas y cuencos de manera somera y sencilla, sin apenas decoración; que les sirviese para el uso diario sin remordimientos. Hay un dicho en Japón que dice que ellos prefieren porcelanas que estén esperando la vuelta de su propietario, que las chinas por sí solas se bastan y no esperan por nadie. Esta reflexión también nos lleva a la idea de que el arte japonés interactúa mucho con el espectador, no solo generando una experiencia visual, sino que se convierte en un ente más en la vida de cada individuo.
La adoración por lo imperfecto viene dado también por la adoración a lo natural y espontáneo, la percepción de la belleza está presente en todas las cosas naturales, haciendo que para el artista, la imperfección, lo natural, sea una cualidad en su obra. De ahí los objetos de alfarería sin esmaltar, con marcas desiguales, las superficies trabajadas para que se aprecien rugosidades...
Otro asunto esencial para la belleza según los japoneses es el cultivo del sentido de la paz y la armonía; la calidez y la comodidad. De ahí sus estancias con paredes desnudas o los haikus de los que hablaremos después en profundidad. Mediante el arte japonés, basado en todos los preceptos anteriores, vemos toda la cosmología de su cultura, que, principalmente, está estructurada sobre la huella de la filosofía Zen.
El arte Zen trata de la acción creadora desde la espontaneidad inconsciente. La imagen o el espacio artístico como indirecta expresión de un trasfondo infinito. La expresión estética mediante la reducción de las formas y la sugerencia desde un espacio envolvente, cercano, misterioso y vacío. El arte que estimula una revelación instantánea del todo no puede ser forzado sino sólo inducido, convocado. Estos atributos del arte japonés, imbuidos de zen, animan las nubes más hechiceras del cielo oriental. Algunas de esas nubes llegaron hasta el arte occidental. Pero, a pesar de un flujo de coincidencias e influencias, el Occidente siempre respirará lejos de la percepción oriental de la tierra de la diosa solar Amaterasu. (10)
Este tipo de arte es el que nos interesa para explicar el parangón entre el arte de Japón y su literatura de haikus con el Minimalismo de los años 60 americanos.
La filosofía Zen trata la realidad como vacío; el Zen es la fuerza creadora desde la que surge el mundo y todos los seres vivos. Todo lo Zen es minimalista; la pintura, la arquitectura, el arte de los jardines japoneses, la ancestral ceremonia del té... todo meticulosamente simple, creado bajo los designios de lo natural, lo imperfecto y lo espontáneo. Esto incluye también a la poesía, por supuesto, y más concretamente al haiku, donde los poemas son la exaltación de breve intensidad de un momento determinado. El poeta no dice su parecer sobre algo; las cosas se dicen por sí mismas. Se prescinde de todo lo retórico de la poesía que en occidente se entiende por tradicional; no hay ni momentos históricos ni espaciales concretos ni excesiva verbosidad. Se trata de una imagen esbozada que eterniza sensaciones concretas planteadas desde la realidad y la Naturaleza.
utukushiya
hibari no nakishi
atono sora
Muy hermoso.
Cantó una alondra
En aquel cielo.
(11)
Vemos en este ejemplo de Issa Kobayashi esa ventana abierta a la realidad, sin el sentido sentencioso de la poética occidental y completamente inspirada en fenómenos naturales. Su escueta expresividad está llena de matices y la lectura del mismo supone en sí un arte.

Las estaciones del año son el tema más recurrente en el haiku, así como en todo el arte japonés. Este paisaje árido de Ike-no-Taiga representa la sequedad del verano. Nos inmiscuye en la naturaleza como lo hace un haiku y también tiene la sencillez estilística de la mencionada poesía. Tiene trazos largos y esquemáticos. Es como un esbozo de la realidad. Contemplar una obra pictórica japonesa es como leer un haiku, y viceversa. Entendemos así la unión de toda la estética, el pensamiento y el planteamiento de vida de Japón, con una sociedad claramente diferente a la que tenemos en occidente.
El haiku se remonta a muchos siglos atrás y es objeto de muchos trabajos de investigación especializada. Sus raíces son la confluencia de pensamientos diversos como el taoísmo, el confucionismo y el ya mencionado budismo Zen, que es su fuente principal. En un principio era algo para literatos y estudiosos, y por tanto el pueblo llano apenas lo conocía. El gran maestro del haiku fue Bashô (1644-1649) y gracias a él cobra dignidad. No es hasta el s. XVIII cuando se convierte en algo popular e incluso a veces trivial. Aparece en este momento una nueva modalidad de haiku, más cínico y menos refinado: se llama senryû. Pero como todo depende del punto de vista del lector, a veces no se distingue el haiku del senryû. En el siglo siguiente hay un estancamiento en la evolución; aparecen influencias occidentales en la era Meiji y se estila la poesía de versos largos llamada shintaishi. Aún así, apareció un personaje que intentó renovar el haiku; su nombre fue Shiki y no solamente escribía poemas sino que, en su labor de periodista, hablaba de ellos en artículos de prensa y libros. Hablaba mucho del gran maestro Bashô pero no de una manera admirativa sino crítica. Conmocionó a Japón entero ya que, para todos, la literatura de Bashô era la más influyente y magistral. Shiki quiere volver al camino de la belleza pero depurándola de todo tipo de religión, panteísmo, misticismo o Zen. Es agnóstico, de carácter activo e inquieto, hecho que contrasta con la serenidad y la fe de Bashô. En el siglo XX aparece una nueva corriente que incluye palabras occidentales o chinas, pero siempre siguiendo la estela de Shiki. A mediados de siglo hubo una crisis provocada por un estudio que demostró que no se distinguía un haiku escrito por un poeta que uno escrito por una persona de a pie; pero, aún así, actualmente hay publicaciones dedicadas exclusivamente a los haikus y los jóvenes poetas están nuevamente interesados.
Ya expusimos anteriormente que existía minimalismo en casi todos los ámbitos del arte en Japón y que no es algo exclusivo de la literatura. La jardinería Zen, por ejemplo es una perfecta muestra de ello. Se trata de jardines destinados a la meditación donde desaparece el agua y priman las rocas y la gravilla. Existen dos tipos: el abstracto, donde la protagonista es la gravilla, que simula agua, y su perfecta colocación, rodeada de elementos naturales cuidadosamente dispuestos; y el simbólico, donde abundan más las rocas formando caminos, obstáculos, puertas... etc.
Viendo estas tres imágenes, no nos quedan dudas de que el minimalismo no solamente es el americano de los 60. Los japoneses, tanto en su literatura como en el resto de las artes, tienen un marcado carácter de sencillez y concisión.
Para terminar esta reflexión, volvemos al parangón del arte occidental y el arte japonés. Tienen semejanzas evidentes, sobre todo en el siglo XX, en el que los japoneses se han aparejado más al mundo occidental, siempre guardando su estética y su base Zen. Para ejemplificar hemos escogido a Sakamoto Hanjiro (1889-1956) que pinta dentro de una estela posimpresionista pero que, en sus cuadros, considera a los objetos como meros puntos de partida:
Sus líneas son suaves, sin definición y apenas espacio. Lo importante para él era transmitir un estado de ánimo a través de las pinceladas y el color.
Aún así, estas semejanzas con occidente son simplemente asimilaciones de los unos a los otros; en ningún caso tienen que ver la procedencia común ni con el mismo concepto Zen, exclusivamente oriental.



(9) Joan Stanley-Baker: Arte japonés, p.7 (ver bibliografía)
(10) Esteban Ierardo: http://www.temakel.com/ensayobzenartejapon.htm
(11) Issa Kobayashi: Cincuenta haikus, p. 32 (ver bibliografía)





4.- El parangón entre el arte minimalista de los años 60 americanos y el haiku japonés
La simplicidad de la forma no significa necesariamente simplicidad de la vivencia artística. Las formas unificadas no reducen las relaciones sino que las ordenan. Cuando la reinante y hierática naturaleza de la forma unificada actúa como constante, todas las relaciones particularizantes de tamaño, proporción y demás, no se anulan sino que se unen más fuerte e inseparablemente. (12)
Esta afirmación es perfecta para empezar la comparación con la forma del haiku. Si la simplicidad de la forma no significa la simplicidad de la vivencia artística, es evidente que podemos extrapolarlo a todo lo mencionado antes acerca de la forma poética japonesa; ya que su simplicidad no implica su mejor o peor calidad. Habla también de la naturaleza de una forma unificada; comprobamos que ellos, al igual que los poetas orientales, parten de las formas más simples, de la naturaleza como constante, de las armoniosas proporciones, de la falta de sorpresa… Todas estas similitudes, a pesar de tener orígenes distintos, no van en paralelo hacia fines distintos, sino que, teniendo diversos orígenes, confluyen en un punto, atemporal, que los convierte en hermanos afines.
Como antecedentes del Minimal art, ya desde principios de siglo encontramos teorías de deconstrucción del arte para encontrar la belleza de lo simple. Lo vemos por ejemplo en el grupo "De Stijl" o en la "Bauhaus"; el dadaísmo o el constructivismo ruso. De este último merece la pena señalar a Rodchenko, con sus móviles colgantes que muestran un clarísimo ejemplo de antecedente de la sencillez del Minimalismo americano posterior.

Rodchenko buscaba formas geométricas puras dentro de un espacio amplio para que el espectador participase de la experiencia visual. Esto también es propio del Minimalismo. También la voluntad de concreción y rotundidad que vemos en esta imagen nos lleva a los años sesenta americanos y por extensión a la poética japonesa de todo este largo periodo.
Como antecedente más inmediato tenemos la abstracción geométrica de Mondrian, que se basa en preceptos y estudios sobre la luz, el color y el movimiento. En realidad, el Minimalismo surge como contraposición a esto, siguiendo el ritmo natural de la historia de un movimiento que surge en oposición al anterior. Aún así, comparten cosas como el orden matemático y las líneas de expresión rectas y definidas.
Los principales artistas minimalistas son Carl Andre, Dan Flavin, Robert Morris, John McCracken, Donald Judd y el enigmático Sol le Witt. Todos ellos comparten características comunes como el lenguaje estricto, la no ornamentación, la luz activa sobre el material y por extensión sobre la obra, la expansión del volumen. Son particulares que podemos extrapolar claramente a lo visto en el arte japonés de los jardines y en la forma estética de los haikus. Los objetos minimal son barreras visuales; se centran más en la función, remitiendo al constructivismo ruso, y en el entorno, el paisaje y el espacio que conforman un todo junto con la obra. Buscan las formas espaciales simples, reducidas, el carácter serial y continuo… ya no estamos ante un arte racional sino que se abstrae y convierte la obra en algo que habla por sí mismo; sin tener en cuenta el estado anímico ni las creencias del artista. (13)
Esta tendencia no vino dada sin más; las transformaciones sociales que hubo en Norteamérica del 1945 al 1968 afectan mucho a la concepción del arte, y los medios de comunicación, cada vez más rápidos y divulgativos, convirtieron en moda las nuevas y extravagantes ideas de estos jóvenes rebeldes. Quien primero se dio a notar en los medios fue un artista nacido en el 1936 llamado Frank Stella:

No se trata de un representante primordial en el Minimalismo pero sí es uno de los principales personajes que rompen con las coordenadas anteriores y se lanzan a un nuevo estilo. Lo hace a través de sus "Black Paintings", que se clasifican inmediatamente por su simplicidad y pobreza de expresión. No atiende a cuestiones de composición, gusta de las líneas rectas y uniformes, prescinde del marco, tiene un marcado carácter plano y niega la representación como algo simbólico. Suya es la famosa frase que revolucionó el arte del momento: "Lo que ves es lo que ves".
La primera exposición de arte minimalista fue a cargo de Enno Develing para el Gemeentemuseum de La Haya en 1968. Se trata de una muestra temporal en la que todos los artistas del Minimalismo muestran sus trazos comunes a pesar de la clara disparidad de procedencias.
El Minimalismo es, pues, una representación abstracta de una realidad creada a partir de un todo; ya no hay soportes ni barreras. Todo se extrapola a un carácter momentáneo y efímero, como la filosofía Zen, el arte japonés inspirado en la filosofía Zen y, por supuesto, el haiku.




(12) Frase de Robert Morris. Sacado de: Thomas, K.: Hasta hoy. Estilos de las artes plásticas en el siglo XX, p. 213 (ver bibliografía)
(13) Esto se puede relacionar con la renovación del haiku en el siglo XX, con Shiki a la cabeza.





5.- Los grandes: Matsuo Bashô y Sol le Witt
Matsuo Bashô nunca pretendió hacer literatura, pero aún hoy es considerado el más grande poeta de todo Japón. Nacido en 1644, es educado por su familia, noble y rica, para ser un guerrero samurai, pero pronto abandona y ahonda en las profundidades de las artes, la literatura y la filosofía Zen. A medida que aumenta su religiosidad aumenta la calidad de sus poemas. Su condición de monje le hace llevar una vida aséptica y austera, lo que conlleva también un especial apego por la naturaleza y su cambio constante: temática principal de sus poemas. Después de haber escrito los mejores haikus de la historia y haber creado escuela con grandes discípulos, Bashô escribe un último poema en 1694, en su lecho de muerte, para hacer constancia de su conciencia ante su destino: "Habiendo enfermado en el camino / mis sueños merodean / por páramos yermos".
Sol le Witt, además de ser uno de los mayores representantes del Minimalismo, es un visionario de su época y uno de los mayores artistas de todo el arte contemporáneo. Su relación con Japón es muy directa ya que hizo el servicio militar allí y trabajó como dibujante para I. M. Pei. Licenciado en Arte, no aspiraba a otra cosa que a pintar, pero pronto su estilo se transformó y comenzó a producir sus famosas esculturas minimalistas que dieron la vuelta al mundo: Se trata de las Wall Structures, objetos geométricos y monocromos que estaban a medio camino entre la escultura y la pintura. A partir de ahí -años 1962, 63- no ha cesado de exponer su obra en todo el mundo. Yo he tenido la suerte de participar activamente en una exposición de murales de Sol le Witt en la Fundación Barrié de la Maza, en A Coruña, en el año 2001. Nos explicaron el sentido del arte de este artista y mis compañeros y yo hicimos los primeros trazos de una estructura mural que posteriormente supervisaría el propio artista. Su arte, a pesar del tiempo, no deja de sorprender, además de evolucionar y cambiar con las nuevas tendencias.





6.- Bibliografía
  • Fahr-Becker, Gabriele (edición): Arte asiático, ed. Köneman. Italia, 2000
  • Joan Stanley-Baker: Arte japonés, ed. Destino. Barcelona, 2000
  • Kobayashi, Issa: Cincuenta haikus, ed. Hiperión. Madrid, 1986
  • Marzona, Daniel: Arte minimalista, ed. Taschen. Madrid, 2005
  • Matsuo, Bashô: Haiku de las estaciones: antología de la poesía Zen, ed. Teorema. Barcelona, 1985
  • Rodríguez-Izquierdo, Fernando: El haiku japonés, publicaciones de la fundación Juan March, colección de monografías. Ed. Guadarrama. Madrid, 1972
  • Thomas, K.: Hasta hoy. Estilos de las artes plásticas en el siglo XX, ediciones del Serbal. Barcelona, 1988
  • Duthie, Torquil (edición): Poesía clásica japonesa (Kokinwakashû), ed. Trotta, Pliegos de Oriente. Madrid, 2005
  • http://www.elrincondelhaiku.org
  • http://www.shotokai.com/filosofia/zen.html
  • http://www.taijiquan.info/zen.html
  • http://www.temakel.com/ensayobzenartejapon.htm
  • http://usuarios.lycos.es/fundamentodesign/enciclopedia/minimalismo.htm




Olga Pastor