X. Haiku en ideogramas chinos
Es obvio que en la traducción española de un haiku no podemos apreciar si éste ha sido escrito originalmente en sílabas japonesas (mediante alguno de los dos silabarios usuales: hiragana o katakana, con normal predominio del primero de ambos), o bien si en su escritura ha intervenido además el ideograma chino (kanji) para expresar una o varias palabras. Lo más normal es que cualquier haiku refleje la situación típica de la escritura japonesa: ésta, por su índole mixta, suele mostrar ideogramas para las palabras de contenido léxico, y unidades de silabario o silabogramas para las palabras gramaticales, terminaciones, sufijos, partículas, etc. Los silabogramas empleados suelen ser unidades de hiragana -silabario hecho de caracteres estilizados a partir de ciertos ideogramas chinos o kanjis, de aspecto curvilíneo en su estilización-; aunque alguna vez, con menos frecuencia, pueden aparecer palabras en silabario katakana -silabogramas de aspecto cuadrado, derivados de la escritura parcial de los kanji- para palabras extranjeras, como ciertos neologismos, especialmente préstamos, topónimos y antropónimos extranjeros, etc. Así por ejemplo, en una frase corta, como "La motocicleta blanca es rápida" (advertiremos que la "moto blanca" suele referirse a una moto policial), aparecen simultáneamente los tres sistemas de escritura:
Donde shiro (1) y haya (5) ('blanco' y 'rápido', respectivamente) van en ideogramas, ba-i (2 y 3) (abreviatura del inglés motorbike, con el significado de 'motocicleta') va en katakana, y el resto (partícula ga (4) -marcadora del sujeto- y terminación gramatical -i (6) -de adjetivo, para haya-i-) va en hiragana.
Pues bien, lo normal en haiku es la combinación de ideogramas y hiragana, ya que sobre las palabras extranjeras -habitualmente escritas en katakana- se cierne un halo de prohibición, por aquello de que la poesía debe evitar extranjerismos.
Puede darse el caso de que -en haikus infantiles o para niños, o bien por razones caligráficas- aparezca algún haiku totalmente en hiragana, sin intervención de ningún kanji.
Pero también puede ocurrir -y me lo he encontrado una sola vez- que un haiku aparezca escrito enteramente en ideogramas chinos, como si -dijéramos- hubiese sido concebido por un chino. Por su rareza, voy a citar este único "haiku en ideogramas" que me he encontrado. Es obra de Takahara Kyoshi (1874-1959), uno de los grandes autores del siglo XX, discípulo de Masaoka Shiki, y de una tendencia muy conservadora y clásica; dicha tendencia no lo ha encorsetado en absoluto como creador, antes bien le ha dado un gran sello de autenticidad. Y por todo ello, Kyoshi ha sido y es un autor muy apreciado en Japón.
El haiku dice así:
oguni machi
nan-oguni mura
imo suisha



Ciudad de Oguni.
Por su arrabal del sur,
molinos de agua.
En realidad, este haiku se desarrolla como un típico enunciado o información de alguna dirección local, a la japonesa: tal ciudad, tal barrio o zona, tal sitio. Así, de lo más general a lo más concreto. Este haiku tiene un añadido en prosa, a modo de diario de campo, que dice:
"Año 27 de la era Shôwa (1952). Pasada la ciudad de Oguni, y llegando a la ladera que circunda el cráter del monte Aso."
Lo que sorprende al poeta es que en esa región montañosa y volcánica se encuentre algún que otro molino de agua, usado para moler frutos del campo tales como tubérculos (según aparece en el original japonés). Sin duda, su maquinaria es movida por torrentes de montaña, obviamente inesperados en esa zona casi desértica.
Dentro de tal contexto, el resultado es un poemita escrito todo en kanjis, singularidad ésta que le transmite un aire afín a una localización geográfica -según lo dicho-; y con el ingrediente añadido de la sorpresa, que lo hace valer como haiku. Desde el punto de vista caligráfico, la circunstancia de su escritura en kanjis (semejante a la prosa japonesa de estilo chino o kanbun) aporta un interés nuevo para su reproducción a pincel.
En principio, me pareció algo extravagante y -por supuesto- anticuado el hecho de producir un haiku en estas condiciones gráficas -o ideográficas, como diríamos con más exactitud-. Sin embargo, al tratar de traducir yo un haiku mío del español al japonés, resultó que la versión japonesa me salía también toda en kanji. Dicho haiku iba destinado a acompañar una acuarela mía de tres crisantemos amarillos (el crisantemo es una flor de simbología imperial en Japón, como es sabido), y reza así:
kiku mi-bana
ôgon ôza
aomidori



Tres crisantemos,
en su imperio de oro
y verde mar.
Para darle un carácter más clásico al haiku, lo he transcrito mediante kanjis antiguos (aproximadamente, del siglo III antes de la era cristiana). Debo agradecer la corrección de la traducción japonesa a la profesora Okita Ayami, de la Universidad de Sevilla.
En consecuencia, se deduce que un haiku japonés puede -excepcionalmente, pero sin rebuscamiento- expresarse enteramente en kanji (o estilo kanbun). Por más que esto pase desapercibido en otros idiomas a los que se traduzca, añade un punto de interés y singularidad al texto japonés. Y más especialmente, si se atiende a sus posibilidades pictóricas.
Fernando Rodríguez-Izquierdo y Gavala
Universidad de Sevilla