IV. Montículo de arena
A estas alturas, en la historia de la Ciudad de México es por demás clara la vocación urbana que ha jugado en ella la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, su diversidad.
En Tlatelolco ("montículo de arena", en náhuatl) las mismas piedras sugieren cosas distintas, pues lo mismo son ruinas de una civilización conquistada que el peso de la fe victoriosa en forma de torres; lo mismo el material de la modernidad rimbombante que la superficie testigo de su masacre y colapso.
No está en duda la importancia aquí de la temporalidad, y por ello en Tlatelolco hoy en día todo puede pasar. Al fin y al cabo, allí estarán esas mismas piedras contando distintas historias. Historias que pocos vivieron, pero que todos recuerdan.
 
Plaza de las Tres Culturas -
en vez de soldados
pelotas y bicicletas
 
   
palacio en ruinas -
sale de entre las piedras
una lagartija
 
tarde dominical -
fuera de la iglesia:
elotes asados
 
fuentes sin agua -
con el ocaso
se mecen las flores
   
 
noche de Tlatelolco...
más alta que las torres
sólo la luna
 

Israel López Balan